Calificadoras preocupadas; AMLO debe ser pragmático

4 MAR, 2019

 

José Yuste

Activo empresarial

 

JOSÉ YUSTE

 

Más allá del balde de agua fría que representó el cambio de perspectiva a negativa de la deuda soberana de México, lo importante es el mensaje de Standard & Poor’s a AMLO: hay que ser pragmático. Para la agencia calificadora ya no basta con mandar las señales de finanzas públicas sanas y de respeto a la autonomía de Banxico. Ahora, es tiempo de ponerse a trabajar en cómo se quiere crecer y definir qué hacer en el sector energético, que hoy en día es el Talón de Aquiles de las finanzas públicas.

CRECIMIENTO, BANXICO Y ANALISTAS BAJAN SU PRONÓSTICO

La agencia calificadora le pide a López Obrador ser pragmático en dos asignaturas que hoy nos traen de cabeza, una es el crecimiento económico y la segunda, el sector energético. En cuanto al crecimiento económico, los distintos indicadores (ventas de la ANTAD, Inversión Fija Bruta, Empleo) hablan de desaceleración. Incluso el mismo Banco de México ya redujo su pronóstico de crecimiento anual a un intervalo de 1.1% a 2.1% para 2019. Y los analistas consultados por Banxico bajaron su proyección de 1.80% a 1.64%. El problema con el crecimiento son las señales: deben ser claras. Y si estamos viendo signos de desaceleración, lo que no vemos son propuestas contracíclicas: comenzar a gastar lo mejor que se pueda, comenzar a mandar señales de promoción a la inversión y atracción de la misma, comenzar la promoción turística antes de que se caiga la actividad, etcétera. Es más, el Presidente se acaba de reunir con los empresarios, tanto con el organismo cúpula del Consejo Coordinador Empresarial, como con el Consejo Mexicano de Negocios. Para verse con los empresarios se reactivó a Alfonso Romo, jefe de la Oficina de la Presidencia, quien puede ser un factor clave, y de ahí se definieron mesas para empezar a ver los temas de crecimiento y empleo. El reto para Romo será que esas mesas actúen rápido y que el resto del gabinete le haga caso, comenzando por Hacienda.

S&P EN ENERGÍA: DEFINICIONES

En el caso energético, Standard & Poor’s simplemente plasma lo que otras agencias calificadoras y analistas están exponiendo: Pemex y CFE no pueden regresar al viejo modelo de empresas estatales, sin importar, sin inversión privada, sin tener competencia. El sector energético ha estado a la deriva. Hemos visto al propio López Obrador tratar de ir enmendando la política a favor de un Pemex más empresarial. Primero, con la capitalización, que al mercado le gustó, pero no lo suficiente; después, con echar para abajo la iniciativa de Morena que quería regresar al Pemex antiguo, de un director único. AMLO también la tuvo que tumbar. Después, el Presidente ha tenido que salir que va a apoyar con todo a Pemex, es decir, tiene el respaldo gubernamental.

De ahí que el mercado esté esperando una definición más clara sobre Pemex, donde se vea a la petrolera mexicana más como una empresa, con gobierno corporativo, con filiales, con objetivos de valor, y sí: con asociaciones privadas. El tema energético parece ser el eslabón débil del actual gobierno en finanzas públicas. Incluso Hacienda, a cargo de Carlos Urzúa,  ha tenido que enviar señales más claras de un Pemex al que ni se le van a cobrar tantos impuestos ni cuya carga fiscal será tan elevada. Pero tendrá que venir una definición clave, la de qué tipo de Pemex se quiere.

LA DESCALIFICACIÓN A LA CALIFICADORA

La baja de perspectiva de Standard & Poor’s no fue bien tomada por distintos sectores dentro del gobierno. De inmediato, se empezó a descalificar a la calificadora. Que si en 2008 no había visto la crisis que se venía con los créditos subprime, que si había sido investigada por hacerse de la vista gorda con la crisis crediticia del 2008.

En varios tuits se dijo que dicha agencia no tenía la calidad moral para criticar la política económica de México. Es cierto, las agencias calificadoras, como Standard & Poor’s, Moody’s y Fitch, tuvieron problemas de análisis en el 2008, e incluso conflicto de interés. Los reguladores de todos los países les tuvieron que poner reglas más estrictas a las agencias calificadoras. Y el día de hoy son las más reconocidas por los inversionistas para poder comprar o vender deuda o acciones. Las agencias calificadoras son el principal termómetro de si un país, empresa o banco, puede cumplir con sus compromisos financieros.

SÍ, SER PRAGMÁTICOS

Standard & Poor’s mantuvo las notas crediticias para la deuda soberana en “BBB+” para la deuda en moneda extranjera de largo plazo y “A-2” para la de corto plazo, pero bajó la perspectiva a negativa. Standard & Poor’s simplemente cree que la indefinición en el sector energético (sobre todo Pemex), puede traer problemas a las finanzas públicas, además de que considera que el crecimiento económico se está desacelerando. Más que descalificar dicha opinión, sus críticas pueden ser atendibles.