A AMLO le falta lo más importante: demostrar que puede gobernar

 

 

06 de Octubre de 2018

 

El PRD mandó a hacer una encuesta entre los ciudadanos sobre los plazos que tiene AMLO para cumplir sus promesas de campaña.

Los resultados de la medición nos fueron compartidos por Manuel Granados, presidente nacional de ese partido.

Lo que aparece es que hay prisa por ver el cambio prometido.

Un 46% de los interrogados le da a Andrés Manuel un año para que cumpla lo prometido; 17 por ciento extiende ese plazo hasta dos años y cinco por ciento, todo el sexenio. 

Si interpretamos los datos, podemos deducir que si no hay resultados en el tercer año de gobierno, las elecciones intermedias se le pueden poner feas a Morena en sectores que no reciben apoyos populares —o clientelares— como las personas de la tercera edad o los llamados ninis.

No hay que olvidar que el propio López Obrador está comprometido a realizar un referéndum revocatorio de su mandato, al tercer año del gobierno.

Andrés ganó arrolladoramente las elecciones presidenciales, pero —y lo reconoce él mismo— le falta lo más importante: demostrar que se puede gobernar “con el pueblo”.

Recordamos algunos de sus compromisos, que no son pocos:

Aumentar al doble la pensión a los adultos mayores e incorporar a esas pensiones a un millón de discapacitados pobres, sobre todo a las niñas y los niños.

Se dará trabajo como aprendices, con un sueldo mensual de tres mil 600 pesos a 2.3 millones de jóvenes.

Atención médica y medicinas gratuitas; abrir 100 nuevas universidades públicas; becas escolares a nivel básico, medio y superior a un total de diez millones 300 mil alumnos.

Se sembrarán un millón de hectáreas de árboles frutales y maderables para crear 400 mil empleos permanentes.

Se apoyará a productores del campo con precios de garantía y fertilizante baratos; habrá créditos a la palabra; se ofrecerá una canasta básica de alimentos para combatir el hambre; se atenderá a los damnificados por los sismos.

Se realizarán acciones de desarrollo urbano en colonias marginadas de las ciudades del país; se crearán 128 centros coordinadores para el desarrollo y la atención de los pueblos indígenas; se construirán 300 caminos de concreto en Oaxaca, Guerrero y otros estados con índices bajos de desarrollo; se comunicará a todo el país por internet.

Se creará la zona franca o libre en la frontera norte, donde se bajará el ISR a 20 por ciento y el IVA a ocho por ciento: se construirá el Tren Maya y la refinería de Dos Bocas en Tabasco.

No habrá ni gasolinazos, ni más impuestos; ni se contratará deuda.

Hasta allí sobre los compromisos asumidos en campaña que el propio López Obrador detalló en el último Congreso Nacional Ordinario de Morena.

  • Tuvimos acceso a los detalles de la negociación que evitó que los pilotos de Aeroméxico se fueran a huelga el primer minuto del pasado lunes, lo que habría dado la puntilla a la principal línea aérea mexicana.

Estuvo muy difícil. Nos cuentan que a las 10 de la noche se puso a votación la propuesta de aumento salarial que hacía la empresa a los pilotos. 5.15 por ciento. Fue rechazada. La huelga era inminente. Se encendieron los focos rojos en la Secretaría del Trabajo.  

A las 10:30 de la noche, a sólo hora y media del estallamiento de la huelga, hablaron Roberto Campa y Arturo Alcalde, abogado del sindicato y padre de Luisa María, la próxima secretaria del Trabajo.

Alcalde le sugirió a Campa que hablara con el secretario general de ASPA, Rafael Díaz Covarrubias, para que, a nombre del gobierno, le pidiera a la Asamblea una prórroga de 48 horas para seguir negociando.

La Asamblea les dio un voto de confianza. Esos dos días fueron suficientes para encontrar un acuerdo y evitar la huelga.

Iba a ser la primera huelga con Roberto Campa al frente de la Secretaría del Trabajo, pero se evitó. Aparentemente, se irá limpio.

Por cierto, ayer firmaron convenio los trabajadores de tierra de Aeroméxico Connect y el Sindicato de Trabajadores de la Industria Aeronáutica. Aceptaron el mismo incremento que los pilotos: 5.5 por ciento.

  • La empresa es mexicana. Se llama Biomitech. Ya tiene dos premios internacionales a la innovación tecnológica. Uno en los Latam Edge Award, en Londres; y otro en la Contamination Expo Series 2018, en Birmingham. Ambos en Inglaterra.

La empresa que dirigen Jaime Ferrer y Carlos Monroy, es creadora de un sistema de purificación de aire llamado Biourban, que ya opera en vialidades de Puebla.

Se trata de una especie de árbol metálico que se instala en los cruces con el sistema de purificación que integra algas vivas que inhalan la contaminación y le regresan a la ciudadanía aire limpio.

La Ciudad de México necesitaría alrededor de cuatro mil de estos “árboles” para reducir sensiblemente la contaminación que nos agobia.

  • El próximo 10 de octubre toman protesta nuevos alcaldes en Guanajuato, entre los que se encuentra el joven panista Alejandro Navarro Saldaña, quien hereda el desastre que le dejó en la alcaldía de la capital el edil priista, Edgar Castro Carrillo.

El desastre del PRI en Guanajuato capital lo tendrá que enfrentar José Luis Camacho Trejo-Luna, como regidor.

Nos dicen que con los cambios hay expectativas de que mejore la seguridad pública y los servicios municipales en la hermosa ciudad.