Y aunque evidentemente el reportaje de marras fue hecho sobre pedido, la verdad es que por lo riguroso de la investigación periodística es poco o nada lo que la agraviada puede argumentar en su defensa. Es más,  y según la óptica de los observadores del quehacer periodístico, le resultaría políticamente más rentable a la senadora no tratar de justificar si incurrió o no en alguna o muchas ilegalidades con la construcción de su mega mansión de playa. 

Por lo pronto, las explicaciones o justificaciones que trató de hacer su consorte como una especie de derecho de réplica, lejos de abonar a la conducta de la legisladora, surgieron más dudas sobre su muy cuestionada conducta como figura pública. Porque aunque no queda claro qué clase de pecado político cometió la todavía líder de las mujeres priistas, lo cierto  es se sigue investigando el otro pecado, o sea la gula económica, que padece la legisladora. 

Por cierto que los analistas políticos expresan su extrañeza en el sentido de que hasta ahora, ninguna organización política ya sea estatal o nacional, ha salido a dar la cara por la señora Senadora de la República. Es más, ni su comadre la diputada federal y presidenta del PRI estatal, Martha Tamayo ha sido capaz de emitir algún comentario en defensa de Diva. 

Curiosamente el ex alcalde de Guasave, Raúl Inzunza Dagnino contra quien la ahora senadora perdió la elección interna del PRI para la nominación del candidato a la alcaldía de Guasave, en el último trienio del entonces gobernador, Juan S. Millán, fue de los pocos que opinaron sobre el trabajo periodístico de El Debate argumentando que Diva Hadamira es propietaria de muchos bienes y empresas, algunas de las cuales son atendida por los chinos, (ni modo, así lo dijo Raúl ). 

Pero mucho más allá de si las propiedades y riquezas de la senadora tengan motivos o no para ser objeto de alguna investigación por parte de las autoridades competentes, aquí lo más lamentable es el hecho de que se estén aprovechando los tiempos pre  electorales que vivimos para enrarecer aún más el ambiente político de Sinaloa. Y aunque en el caso que no ocupa se trata de un reportaje muy bien investigado donde no se percibe que exista algo fuera de la realidad, lo cierto es que ya empiezan a presentarse casos de otros   actores políticos que ya empiezan a ser víctimas del llamado “fuego amigo” que presagian, desafortunadamente, la inminente presencia de una guerra de lodo entre la clase política de Sinaloa, pero particularmente entre la ya casi veintena de aspirantes a suceder en el cargo a Mario López Valdez.