ANNA SMOLCHENKO
AFP
MOSCÚ
ALEXEI NIKOLSKY AP
EL PRESIDENTE Vladimir Putin afirmó que Moscú necesita lanzar estos ataques para aplastar a los “terroristas” antes que franqueen las fronteras de Rusia, aunque descartó el envío a Siria de tropas terrestres.
Moscú ha puesto en marcha la máquina para vender a la opinión pública la dramática entrada de Rusia en la guerra de Siria, en tanto los rusos aún guardan dolorosos recuerdos de la desastrosa aventura de la ex Unión Soviética (URSS) en Afganistán.
Rusia comenzó el miércoles su participación en el complejo conflicto con varios frentes en el convulsionado Oriente Medio, lanzando ataques aéreos contra, según Moscú, combatientes del grupo yihadista Estado Islámico (EI) en Siria, aliado ruso desde la época soviética.
El presidente Vladimir Putin afirmó que Moscú necesita lanzar estos ataques para aplastar a los “terroristas” antes que franqueen las fronteras de Rusia, aunque descartó el envío a Siria de tropas terrestres.
El conflicto en el este de Ucrania y la crisis económica rusa han quedado en un segundo plano, y la televisión se centra en la cobertura del conflicto sirio.
La televisión pública mostraba este jueves imágenes de aviones caza rusos despegando para realizar ataques nocturnos en Siria y los diarios publicaban fotos de éstos en sus portadas.
“Los sirios miran al cielo con esperanza”, destacó el diario de circulación masiva Komsomolskaya Pravda.
Estos ataques aéreos en Siria constituyen el primer compromiso militar importante asumido por Rusia desde que la ex URSS ocupara Afganistán en 1979.
Este conflicto, que duró 10 años y costó la vida a más de 14,000 soldados soviéticos, es visto retrospectivamente como un gran error en la política exterior del país.
Este rechazo de la opinión pública a la participación militar de Rusia en el exterior ha sido bautizado como el “síndrome de Afganistán”.
La mayoría de los rusos teme que la historia vuelva a repetirse si el Kremlin se zambulle de cabeza en un escenario de guerra distante del país, en medio de las turbulencias económicas que sufre el mismo a causa de las sanciones impuestas por los occidentales por su participación en el conflicto de Ucrania.
“Por supuesto, tengo mucho miedo de que vuelva a repetirse lo de Afganistán”, dijo a la AFP Maria Bunina, una moscovita de 62 años de edad.
“Todo se repite. Inclusive las cosas podrían ser peores en Siria, pues es muy difícil comprender lo que pasa allí, la guerra está por todas partes, todos luchan contra todos”, destacó.
Yelena Kostyuchenko, periodista del diario opositor Novaya Gazeta, señaló en su cuenta de Facebook “Mi madre me llamó llorando y gritando: ¿Por qué otra guerra más?'”.
Desde el desmembramiento de la URSS, Moscú ha enviado tropas a países vecinos que la integraban puesto que considera que están en su esfera de influencia, lo que incluyó una breve guerra en el 2008 con Georgia.
Pero, en tanto la mayoría de los rusos aprobó la reanexión de la península de Crimea, que fuera parte de Rusia hasta 1954, y el apoyo de su país a los rebeldes ruso parlantes en Ucrania, la participación en el conflicto sirio es algo difícil de vender, según los expertos.