Ayer se peleó con Bryce Harper quien elevó al jardín izquierdo y su corrido fue muy lento a la primera, la que apenas tocó y cabizbajo, con enfado, se enfiló hacia el dogout y ahí, en la caseta, el cerrador Jon Papelbon le reclamó algo al respecto; seguramente, el por qué no corrió fuerte y Harper “algo le dijo en respuesta” porque de pronto el pitcher se le fue encima tomándolo del cuello y de no haber sido separados posiblemente alguno de los dos o los dos pudo salir muy lastimado y hasta con alguna lesión grave.

Aceptando sin conceder que Harper no corrió a primera con toda la velocidad que debe hacerlo un profesional,  por aquello de que la pelota no la atrape el fildeador y pueda estar en disposición de tomar una base extra, me pregunto: ¿quién es Papelbone para enjuiciar a un compañero?; ¿quién lo faculta para reclamar en forma airada una acción de otro pelotero?

El hecho de agredir a un pelotero sea compañero o no, no es aceptable, estamos en un mundo civilizado, de reglas, en todo caso, es el manager quien debe llamarle la atención a un jugador y en estos tiempos tiene que hacerse en privado, quien lo hace delante de todos los peloteros se expone a una mentada de madre, por lo menos; y Papelbone por cosas como estas fue dejado libre por los Red Sox; el ambiente de grilla que deja este pitcher adonde va, descompone a un equipo, un lanzador que salva 30 juegos por temporada  en promedio cualquier equipo lo quiere conservar, como lo hicieron los Yankees con Mariano Rivera, pero, si el estrella es conflictivo, se deshace de él.

Papelbone a sus 35 años ya va de salida, Bryce Harper cumplirá este mes 23 años, es un potencial bateador de 30 jonrones  y 100 producidas por temporada y le esperan por lo menos 17 más, así que no dude usted que Papelbone sea despedido o cambiado y la temporada que viene esté en otra liga. El pítcher fue suspendido por 4 días sin goce de sueldo, para que aprenda a no meterse en lo que no es de su incumbencia,

Harper aprenderá de esta experiencia, pero Papelbone seguirá siendo el mismo, chango viejo no aprende maroma nueva.