Beto Cota y el que esto escribe fuimos parte de la carne de cañón que líderes de aquel movimiento utilizaron para cumplir con los deseos de la embajada rusa, según noticias que nos han llegado décadas después de los sucesos y, que son datos para mi difícil de comprobar.
Lo único cierto es que yo viví el momento, que fue una eternidad, en que balas asesinas acabaron con muchas vidas en la Plaza de Las Tres Culturas de Tlatelolco, de donde salí corriendo a todo lo que podían mis jóvenes piernas en ese momento histórico; 2 de octubre de 1968. Yo no fui héroe, fui un correlón, por eso vivo aún y jamás estuve preso por esa participación.
Sócrates Amado si estuvo preso y copio lo que se dice de él:
“Dos años y ocho meses preso en Lecumberri, discursos en medio de protestas multitudinarias durante el movimiento estudiantil de 1968 , testigo de la bandera rojinegra izándose en el asta bandera del Zócalo y creador de uno de los primeros periódicos del Instituto Politécnico Nacional (IPN), fueron algunas de las vivencias contadas por el otrora dirigente estudiantil de la Asamblea de Economía, Sócrates Campos Lemus, quien presentó ayer su libro más reciente: El 68 visto a los 68, de la editorial Alternativa Periodística, en el marco de la XXXII Feria Internacional del Libro del Politécnico.
“Muchas escuelas dijimos: ya estamos hartos. Comenzamos a crear el Grupo de Vanguardia Revolucionaria que comenzó a ser una lucha interna por romper ese tipo de controles y manejos que se hacían desde el propio sistema. Así nacen muchas escuelas y grupos independientes”.
Agregó ante el auditorio: “Comienza a haber esa permanente confrontación de ideas en donde, en el Politécnico, juegan también un papel importante todas sus organizaciones que se van creando desde las bases juveniles y estudiantiles”, señaló Campos Lemus.
Además recordó cronológicamente los eventos más importantes, no desde la cuestión anecdótica, sino desde la “reflexión”, pues mencionó el “tiempo” como uno de los elementos más importantes en la vida, haciendo referencia a los más de 40 años transcurridos desde la matanza y represión de los jóvenes el 2 de octubre de 1968.
Durante el evento se transmitió el documental 2 de Octubre, aquí México de Óscar Menéndez en el auditorio Cónico de la UPDCE, cuya capacidad de asistentes quedó llena con un círculo cercano a Campos Lemus, la mayoría de ellos activistas opositores del sistema priista de Gustavo Díaz Ordaz, presidente responsable de la matanza.
Para Campos Lemus, en aquellos años, los medios de comunicación jugaron un papel relevante en la desinformación, incluso narró al auditorio cuando pasaban marchando por Bucareli –espacio donde hay dos diarios nacionales- y empezaban a gritar: “Prensa Vendida”. Sin embargo, rememoró, hubo algunos periodistas como Julio Scherer, quienes dieron la batalla por empezar a formular información alternativa a la “oficialista”.
Por esa razón, dieron nacimiento a medios alternativos las universidades, especialmente el IPN, y explicó: “La Asociación de Prensa Estudiantil Politécnica era vital, el Politécnico nos había tratado de sólo hacer técnicos y la parte de la cultura nos la habían negado. Todos entendíamos que la cultura era importante. Así, en mi caso, yo participo desde el origen de la creación de la Sociedad de Prensa Estudiantil Politécnica. Allí hicimos el famoso Colmillo Afilado, y comienzan muchos otros periódicos que se van creando en diferentes escuelas”.
También relató los mecanismos de comunicación entre la juventud, en aquella década, ya que salían a realizar pintas, repartir volantes, “brigadeaban” en mercados y “nos comenzamos a aliar con muchos jóvenes de diferentes colonias populares”.
Sentenció: “Esto resultó en la unificación de la propia juventud”.
Sócrates Campos comentó durante casi una hora decenas de experiencias y momentos como si los hubiese vivido ayer, sin embargo, hubo uno que lo dejó sin aliento y matizó en la parte final: La matanza de Tlatelolco.
“Llegamos a Tlatelolco y vimos a los soldados, y dijimos: bueno, están ahí para que no salgamos a la marcha hacia el Casco (de Santo Tomás). Ya había un acuerdo firmado con el rector y los representantes del presidente. Nosotros confiamos en eso, confiamos en la palabra, lo único que rompieron.
“Llegamos y los vimos, nos subimos, ya habíamos determinado también cada quien que iba a hablar. Al primero que le tocaba iniciar la palabra era a Florencio López Osuna, compañero de la Facultad Superior de Economía. Y cuando estaba él comenzando a tratar de hablar, comenzabas a ver que empezaban a avanzar los soldados de un lado y de arriba comienzan a bajar las gentes del guante blanco y a golpearnos y a disparar. Ellos decían que eran del Batallón Olympia.
“Comienzan a pasar los soldados, a disparar, a detener a las gentes, tomar fotografías, nombres, etcétera. Porque en esa época ni sabíamos de paliacates, ni sabíamos de mascaritas. Todos sabíamos quiénes éramos de cada una de nuestras escuelas, y todos nos conocíamos claramente. Entonces, Florencio, se queda sin hablar y me pasa el micrófono, agarro yo el micrófono y lo único que se me ocurre es decir: No corramos, es una provocación, y hasta ahí queda”.
También habló Saúl Panchi González, conocido entre ellos como El Chaparro, mencionó que en el documental de Menéndez sólo hizo falta la presencia de una persona para que estuviera completo, la de Sócrates, quien dijo: “en ese momento andaba alejado”.
“Él (Sócrates Campos Lemus) fue lo más representativo en la lucha estudiantil y la lucha social. Es incansable su vocación por difundir sus ideas, sus inquietudes (…). Para mí es un placer, un orgullo contar con este personaje que toda su vida ha sido un luchador social”, indicó.
Por su parte, José García, autor del libro, amigo y compañero de lucha de Sócrates Campos, cuyas palabras, dijo, versarían en cuanto a la “mecánica del libro”, expresó: “De repente llegó el momento en que me dice (Sócrates): ahora sí vamos a hacer las memorias. Y entonces, para mí acompañarlo en este proyecto es un honor. El libro se proyecta por una larga plática que se intenta extender al lector con el fin de que sea más ameno, no tiene capítulos, no tiene índice”.
“En algunos momentos, nos cuestionan de qué es lo que falta saber o decir del 68. Yo creo que el 68 es de los movimientos que tiene más que desmentir que descubrir, sin que haya poco por descubrir, y mucho de eso está en este libro”.
García realizó una crítica en contra de los historiadores “revisionistas y derechistas” que no revisan fuera de los museos, sino desde una postura como la de “Enrique Krauze y todo este tipo de historiadores”, ya que del acontecimiento no se puede pensar como “letra muerta o puede haberse dicho todo”.
Respecto a las imputaciones lanzadas hacia Campos Lemus como “traidor” posterior al movimiento estudiantil, José García refutó: “Sócrates fue denostado, acusado de mil cosas, incluso que del periódico que mencionaba hoy (Reforma) decía una fantasía que parecía incluso surrealista. En ese sentido, la denostación se extiende hasta nuestros días”.
“Finalmente, sosteniendo la portada oscura con letras verdes y gran volumen (500 páginas) del libro El 68 visto a los 68, Sócrates finalizó diciendo que este proyecto editorial tendría continuación, pues faltan otros siete volúmenes, donde el segundo está por salir en octubre. “
Espero poder leer las memorias de Sócrates Amado, ya que mis participaciones en el movimiento de 1968 no fueron como las de él y los paisanos sinaloenses: Sóstenes Tordecillas Bagazuma, dirigente de la FNET del IPN, en la cual ocupé una cartera, y sus hermanos Héctor y Gilberto, Luis Tomás Cervantes Cabeza de Vaca, Salvador Martínez Della Roca, el Pino, Florencio López Osuna y muchos más.
Caposehua felicita a Sócrates Amado por este merecido reconocmiento.
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