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Historia y Cultura

Al estilo Camacho

 

Pascal Beltrán del Río

Pascal Beltrán del Río

Bitácora del director

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Antes de que se produjera el desenlace de la contienda por la candidatura presidencial del oficialismo –marcada desde el inicio a favor de Claudia Sheinbaum–, varios analistas predijeron que Marcelo Ebrard no rompería con Morena y Andrés Manuel López Obrador, porque dicha ruptura sería contraria a su biografía.

“Marcelo nunca ha roto con sus jefes”, decían. En eso, se equivocaron. Ebrard desconoció el proceso y prácticamente cantó su salida de Morena, alegando el descubrimiento de un gran número de anomalías (que aún no ha detallado). Sin embargo, en algo atinaron: su reacción de ayer está enraizada en su biografía, pues guarda un gran parecido con la que tuvo Manuel Camacho Solís cuando perdió la carrera presidencial de 1994 contra Luis Donaldo Colosio.

Tanto Ebrard como Camacho reaccionaron con gran disgusto ante su derrota. Una diferencia es que el segundo tuvo de asesor al primero, que en ese otoño de 1993 le sugirió no aventar todo y buscar acomodo en la Secretaría de Relaciones Exteriores. Y un jefe, el presidente Carlos Salinas de Gortari, que aceptó la propuesta y lo acogió en el gabinete.

Ebrard no parece contar con un asesor así. Falta ver si el presidente López Obrador encuentra la manera de contentarlo, aunque, por las declaraciones de ayer de Ebrard, no parece que él esté interesado en un arreglo. Aunque es indudable que la ruptura de Ebrard perjudica el proceso de selección del oficialismo, lo daña mucho más a él. Por convencido que esté de que lo vencieron a la mala, el excanciller no debió romper.

Primero, porque no puede hacer nada al respecto. El proceso no tiene un mecanismo de impugnación. En pocas horas, Sheinbaum habrá recibido el bastón de mando que prometió López Obrador y esta contienda interna será historia. Nada puede hacer Ebrard para cambiar el resultado; ante todo, porque éste procede de la voluntad presidencial.

Segundo, al abandonar el conteo –o ser expulsado, como alega él–, el excanciller deja también la potencial suplencia de la candidatura. Si se me permite el símil, el segundo lugar en un certamen de belleza no abandona el escenario porque sabe que, en alguna eventualidad, puede ceñirse la corona.

 
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Camacho se refugió en la SRE luego del destape de Colosio, pero después vino el alzamiento zapatista del 1 de enero de 1994 y, por las razones que se quiera, el exregente asumió un protagonismo demasiado grande, al punto de que opacó la campaña del candidato presidencial. Y cuando éste fue asesinado, la suplencia no recayó en Manuel Camacho, sino en Ernesto Zedillo. Parece que Ebrard no aprendió de esa experiencia.

 

 

 

Tercero, el pataleo de Ebrard lo pone en riesgo político. Cualquier cosa que salga mal para el oficialismo en los siguientes meses será motivo de que le echen la culpa a él. Eso sucedió con Camacho, cuya presencia en el homenaje de cuerpo presente que se hacía a Colosio en la sede nacional del PRI fue rechazada tajantemente. Por cierto, tocó a Alfonso Durazo –protagonista, ayer, en el acto de destape de Sheinbaum– pedir a Camacho que se retirara.

De haber aceptado su suerte como irremediable, Ebrard estaría calentado en el bullpen. La candidatura de Sheinbaum no será oficial en los próximos dos meses y medio. Hay tiempo de sobra para que el presidente López Obrador pueda repensar su decisión. Hoy el relevista potencial es otro, quizá Adán Augusto López Hernández. En un escenario en el que se caiga la candidatura, Ebrard estará en la tribuna, donde sólo puede fungir de villano favorito.

Por último, si Ebrard piensa en postularse por otro partido –no hay muchos, quizá sólo Movimiento Ciudadano–, existe un antecedente que debiera ponerlo a pensar: el de Ezequiel Padilla, quien, casualmente también fue secretario de Relaciones Exteriores, en el gobierno de Manuel Ávila Camacho.

Padilla fue un poderoso canciller, además de un extraordinario orador. Ayudó a su jefe a navegar por las aguas turbulentas de la Segunda Guerra Mundial y tuvo un papel protagónico en la fundación de la ONU. Aseguraba que sería el candidato presidencial del PRM, pero Ávila Camacho se decidió por Miguel Alemán, y Padilla se fue a la oposición, postulado por el Partido Democrático Mexicano, con el que obtuvo 19% de los votos.

Bastón de mando

Bastón de mando

Yuriria Sierra

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Nudo gordiano

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Ayer, México presenció un acto de gran relevancia y simbolismo político cuando Andrés Manuel López Obrador entregó el “bastón de mando” a Claudia Sheinbaum como coordinadora del movimiento de la Cuarta Transformación (o sea, candidatura presidencial), tras su victoria en las elecciones internas de Morena. Este acto, aparentemente simple, encierra profundas reflexiones sobre el poder, sobre su obtención, su ejercicio y, finalmente, su entrega.

El “bastón de mando” es un símbolo ancestral que ha representado el poder y la autoridad en diversas culturas a lo largo de la historia. En México, también, para los pueblos originarios, significa, adicionalmente, el cuidado del entorno y los recursos naturales. Este símbolo, entregado ayer, lleva consigo la carga de una gran responsabilidad y, a la vez, la expectativa de un liderazgo honesto, congruente, responsable y comprometido con el bienestar de la sociedad.

El acto de tomar el poder es uno que a menudo se llena de expectativas y promesas. Cuando un líder asume el mando, es común que se hable de cambios, reformas y transformaciones. Como bien dijo Abraham Lincoln, “casi todos los hombres pueden soportar la adversidad, pero si quieres probar el carácter de un hombre, dale poder”. El poder otorga la capacidad de realizar cambios significativos, pero también pone a prueba la integridad y los principios del líder que lo posee.

Sin embargo, lo que hace este acto de entrega del bastón de mando particularmente significativo es la idea de soltar el poder. En la historia de la humanidad, son pocos los líderes que han sabido cuándo es el momento adecuado para entregar el poder y retirarse de la escena política (incluso cuando las leyes se los mandata, la persona encuentra psicológica y emocionalmente complicado y retador su cesión, la renuncia interna). Quizá la grandeza de un líder se mida no sólo por la forma en la que ejerce o acumula poder, sino sobre todo en la grandeza con la que puede soltarlo cuando es momento. En palabras de Nelson Mandela, “la valentía no es la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre él”. La valentía de López Obrador al tomar la decisión de pasar el bastón de mando a Claudia Sheinbaum es un recordatorio de que el poder no debe ser eterno ni concentrado en una sola persona. Evidentemente, a un personaje como López Obrador es difícil imaginarlo en un acto voluntario de empezar a construir su salida, pero, como también sabemos, es un líder a quien lo que más le importa es su lugar en la Historia —con mayúsculas—, sabe, mejor que nadie que los personajes que se aferran al poder, destruyen o ensucian inevitablemente su proyecto y su memoria. Tal vez Andrés Manuel sabe que (justamente porque tiene tanto poder) quizá sólo él mismo deba obligarse a la autocontención en beneficio propio y de su legado.

La entrega del poder es esencial para garantizar una transición pacífica y democrática en una sociedad. La entrega simbólica del bastón representa, sí, un acto de continuidad, pero, al mismo tiempo, debe ser un acto de apertura hacia nuevas voces y liderazgos. Debe representar un acto de control y responsabilidad, un reconocimiento de que el poder debe ejercerse con límites y en beneficio del pueblo.

En última instancia, el acto de tomar y soltar el poder es una parte esencial de la democracia y de la construcción de un país más justo y equitativo. La entrega del bastón como un recordatorio de que el poder no es un fin en sí mismo, sino un medio para alcanzar un objetivo más grande: el bienestar y el progreso de la sociedad.

 
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“Tengan la certeza que voy a estar a la altura de las circunstancias, que vamos a caminar juntos y juntas en unidad y que jamás traicionaré el anhelo de seguir construyendo un México aún más justo, fraterno, soberano, libre y democrático”, fue una de las líneas dichas por Claudia Sheinbaum, quien, desde anoche (oficialmente), empieza ya a construir y moldear la que será su propia propuesta, proyecto y dirección de mando.

La decisión de Samuel

 

 

Pascal Beltrán del Río

Pascal Beltrán del Río

Bitácora del director

 

En el horizonte de la contienda de 2024, el gobernador neoleonés Samuel García parece el único con capacidad de lanzar una candidatura presidencial por Movimiento Ciudadano que no resulte meramente testimonial.

Una pregunta es si querrá.

El mandatario estatal ha coqueteado con la idea, presumiendo que él sería el único aspirante joven en una carrera en la que el resto de quienes participen tendrá 60 años o más (él tiene 35). Dice estar meditando su decisión y que la comunicará próximamente.

Otra pregunta es si le conviene.

En la elección de 2021, García mostró que es capaz de venir de atrás y ganar. Sin embargo, competir por la Presidencia es un juego muy distinto a hacerlo por la gubernatura. Aquélla requiere de una estructura nacional, que ni él ni su partido tienen.

Para ser justos, la candidatura de García podría ser atractiva en Nuevo León y otras partes del norte del país, donde el regionalismo es muy fuerte y existe una cultura distinta. Sin embargo, ése es un voto por el que también competirá con fuerza Xóchitl Gálvez como candidata del Frente Amplio. 

Otro nicho para el gobernador podría ser el voto joven, pero recordemos que más de la mitad de los ciudadanos inscritos para votar supera los 40 años y, frente a ellos, quizá García no comenzó muy bien la exploración de sus posibilidades de competir, pues casi tildó de viejitos a todos los que tienen mayor edad que él. 

Ayer, en entrevista con Imagen Radio, Luis Donaldo Colosio Riojas, alcalde de Monterrey —quien el lunes anunció que no será candidato presidencial—, me dijo que si Movimiento Ciudadano está decidido de participar en la contienda por su cuenta, más vale que sea con un candidato fuerte y que él no ve otro más que Samuel García. Sin embargo, acotó, el gobernador tiene una situación política complicada a nivel local, donde está enfrentado con la oposición en la legislatura estatal.

Para que García pudiera irse de candidato a la Presidencia, requeriría que el Congreso local le apruebe la licencia. Y suponiendo que lo hiciera, para sacárselo de encima, la mayoría opositora decidiría quién se queda en su lugar.

La situación interna en Movimiento Ciudadano tampoco está a pedir de boca, pues la rama jalisciense de MC, que concentra la parte sustancial del partido, se ha declarado en rebeldía ante la decisión de su dirigente nacional de no sumarse al Frente Amplio. Y Colosio, quien era visto como otro prospecto fuerte, puso entre las razones para no competir, el que su candidatura sería percibida como un factor de desunión en la oposición, lo cual, se infiere de su declaración, resultaría igual con cualquier otro aspirante que postule MC.

Aunque el estilo de gobernar de Samuel García no agrada a todos sus paisanos, no puede negarse que ha puesto a Nuevo León en el mapa, al convertirse en un artífice de la atracción de inversiones del nearshoring. No obstante, buena parte de su trabajo ha sido la siembra y aún no ha llegado el tiempo de la cosecha.

El gobernador debiera verse en el espejo de su antecesor, Jaime Rodríguez El Bronco, a quien nada le ayudó su candidatura presidencial en 2018. Buscar ahora la Presidencia, a la mitad de su mandato y en el marco de una elección que ya luce polarizada, seguramente lo dañaría en lo local, no prosperaría en lo nacional y terminaría beneficiando más a MC que a él en lo personal, pues el partido cosecharía muchas diputaciones y ayuntamientos, pero él se cortaría las alas para una futura participación, como la contienda presidencial de 2030.

 

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*Hoy es el día de la verdad para el oficialismo. Las corcholatas están citadas a las 5 de la tarde para conocer los resultados de la encuesta. El protagonista de la jornada será Marcelo Ebrard. Si gana, porque ganó contra todos los pronósticos. Si pierde, porque su reacción y sus planes serán la nota. Y como le decía ayer, si se arma un pleito en Morena, el presidente López Obrador lo verá desde Sudamérica.

Frentes Políticos/ 8 de septiembre de 2023

 

 

Frentes Políticos

Frentes Políticos

 

 

 

 

1. Evolución. La consejera presidenta del INE, Guadalupe Taddei, aseguró que el instituto cuenta con solidez y está listo para enfrentar el proceso electoral del 2 de junio de 2024. Señaló que los consejeros están convencidos de que la democracia es el mejor de los sistemas para encauzar la lucha política por el poder y su transferencia, por lo que comprometió al instituto a realizar todas las actividades legales necesarias para que el INE sea “el ancla democrática”. Que el discurso se note en acciones, porque la vara la dejaron alta los exconsejeros Lorenzo Córdova y Ciro Murayama.

2. Punto y aparte. Con la entrega del bastón de mando por parte de Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, a Claudia Sheinbaum, coordinadora de la Defensa de la Cuarta Transformación, termina el ciclo más importante del Ejecutivo federal, garantizar la continuidad. Por ello, López Obrador afirmó que su etapa como líder social concluyó. “Es una mujer honesta, con principios e ideales, muy preparada y con experiencia”, puntualizó. El ejercicio inédito de las encuestas, dijo, fue un ejemplo de democracia, palabra que define el destino de los pueblos. Que así sea.

3. Ruidoso. El morenista Daniel Sibaja comentó que hubo una probable manipulación en la encuesta, lo que provocó malestar en el equipo de Claudia Sheinbaum, coordinadora de la Defensa de la Cuarta Transformación. No pensó en las consecuencias al acusar al proceso de “ilegítimo”. Olvidó que formaría parte del organigrama mexiquense con la gobernadora Delfina Gómez, quien lo tenía incluido como parte de su gabinete. Ahora, cuentan, ya están reconsiderando su incorporación. No es bueno comenzar una nueva etapa confrontados. Sibaja se olvidó del paso uno: la unidad.

4. Muévanse todos. Al grito de “¡jefa, jefa!”, Clara Brugada, alcaldesa de Iztapalapa, informó que solicitará licencia al Congreso de la Ciudad de México, para separarse del cargo a partir del próximo 15 de septiembre, para “revitalizar el movimiento de la 4T” y buscar la candidatura al Gobierno de la CDMX para 2024. Brugada aseguró que la ciudad caminará, pues “no queremos retrocesos y no vamos a ceder ni un paso a la derecha”. Y como alcaldesa, ¿le cumplió a Iztapalapa? Partamos de ahí.

5. Perdidos. Semanas después del homicidio de Hipólito Mora Chávez, la Fiscalía General de Michoacán, entidad gobernada por Alfredo Ramírez Bedolla, aseguró que existían 25 órdenes de aprehensión en contra de quienes participaron en el ataque. Para sorpresa de todos, el martes, el fiscal Adrián López Solís reafirmó esta misma cantidad de mandatos judiciales y anunció una recompensa de 100 mil pesos por información que ayude a la localización de los probables responsables. Pasa el tiempo y el gobernador Ramírez Bedolla sigue acumulando casos pendientes. Ni cómo ayudarlo.

Máximas para Morena

 

 

Yuriria Sierra

Yuriria Sierra

Nudo gordiano

 

Hoy por la tarde, Morena dará a conocer los resultados de la encuesta en la que eligen a su coordinador o coordinadora (o el candidato a la Presidencia)
de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación.

La política es, en su esencia, un espacio donde convergen las diferencias de opinión, la contienda de ideas y, lamentablemente, en muchos casos, la desconfianza entre los actores políticos. La elección interna de Morena se ha convertido en un escenario donde estas dinámicas se manifiestan de manera cruda, recordándonos las palabras de Winston Churchill: “La política es casi tan emocionante como la guerra y no menos peligrosa”.

Hoy por la tarde, Morena dará a conocer los resultados de la encuesta en la que eligen a su coordinador o coordinadora (o el candidato a la Presidencia) de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación. En este proceso interno, figuras políticas que alguna vez marcharon bajo una misma bandera ahora se encuentran en campos opuestos. Las diferencias en enfoque, estrategia y visión para el futuro de México han desatado puyas internas que amenazan con socavar la unidad que alguna vez caracterizó a Morena. Como bien lo expresó Abraham Lincoln: “Una casa dividida contra sí misma no puede subsistir”.

La desconfianza es un veneno para la política, como señaló el escritor francés André Gide: “La política no es una ciencia exacta, sino el arte de lo posible”. La desconfianza mina la capacidad de los políticos para trabajar juntos en beneficio de la ciudadanía y socava la confianza de la sociedad en sus líderes y en las instituciones democráticas.

En medio de esta batalla política interna, es oportuno recordar las palabras del filósofo John Stuart Mill: “La verdad se gana más fácilmente si se permite que compita”. Las diferencias de opinión y las contiendas políticas son saludables en una democracia, siempre y cuando se lleven a cabo dentro del marco de la ética y el respeto a las reglas del juego democrático.

La elección interna de Morena es un reflejo de la diversidad de voces y perspectivas en la política mexicana y, como dijo Aristóteles: “La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”. Sin embargo, es importante que los actores políticos recuerden que, al final del día, su deber es servir a la ciudadanía y avanzar en la construcción de un México mejor.

 
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En este proceso, la unidad no debe ser sacrificada en el altar de las diferencias. Como apuntó el novelista francés Victor Hugo: “La unidad es la variedad, y la variedad en la unidad es la ley suprema del universo”. La unidad política no implica uniformidad de pensamiento, pero sí implica un compromiso compartido con el bienestar de la sociedad.

 

 

 

La elección interna de Morena se ha convertido en un escenario donde las diferencias de enfoque y estrategia política han salido a la luz de manera pública. Desde la definición de la candidatura hasta la forma en que se llevará a cabo el proceso de elección, las contiendas internas han generado una serie de tensiones que no pueden ser ignoradas.

 

  • Las diferencias políticas son una parte inherente de la democracia, y, como afirmó Dwight D. Eisenhower, “los desacuerdos políticos son normales y saludables, siempre y cuando no se conviertan en odio”. ¿Podrá Morena evitarlo, cuando éste ha sido la gasolina de su líder nuclear? Ojalá no sea el caso, porque amenazaría con ser la semilla de su autodestrucción.

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