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Historia y Cultura

El dilema de Marcelo

 

 

 

Francisco Garfias

Francisco Garfias

Arsenal

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Si permanece en Morena, Marcelo Ebrard tiene asegurado un premio de consolación: la coordinación del Grupo Parlamentario guinda en el Senado. Pero si se va, corre el riesgo de quedarse en el limbo. El excanciller ha sostenido que aparecerá en la boleta de la elección presidencial en 2024. Su única opción es Movimiento Ciudadano y allí hay un tirador: Samuel García. Los otros partidos con registro ya tienen candidatas: Claudia por la coalición Morena, PT y PVEM, y Xóchitl por el Frente Amplio por México. La candidatura independiente no es opción. Venció el plazo de registro.

* El tema Marcelo ha llamado la atención de consultores internacionales. El Grupo Eurasia, con sede en Nueva York, no le augura éxito fuera de Morena. Cito textual su reporte sobre el excanciller: “Dada la gran popularidad del presidente López Obrador, Ebrard tiene pocos incentivos para separarse de Morena y llevar a cabo una campaña perdedora.

“Se especula que podría postularse en Movimiento Ciudadano, que no tiene candidatos competitivos y se niega a unirse a la coalición opositora. Si Ebrard se termina saliendo, es poco probable que sea competitivo. En un ambiente polarizado, sería difícil atraer a los votantes de la oposición, dado que permaneció en Morena hasta las elecciones, mientras que los votantes de ese partido probablemente apoyarán a Sheinbaum. Además, le resultaría difícil idear una narrativa atractiva. Pero, en todo caso, podría perjudicar a Gálvez, al dividir el voto del descontento”.

* Marcelo quedó segundo en las encuestas de Morena. Eso lo habilitaría para ser el jefe de la bancada guinda en la Cámara alta.  Es lo que establece el convenio que firmaron, al inicio del proceso interno, los aspirantes de ese partido a la candidatura presidencial, con López Obrador como testigo de calidad. El primer mandatario lo recordó en la mañanera de ayer: “Segundo y tercero en las encuestas tienen asegurados “los encargos”, dijo.

En la hipótesis de que Marcelo abandone Morena —o lo expulsen— suponemos que habrá un reacomodo del pacto. Adán Augusto iría como jefe de la bancada guinda en la Cámara alta y Monreal tendría asegurada la coordinación de los diputados. El político zacatecano quedó en quinto lugar en la encuesta de Morena, pero atrás de Noroña, que es del PT. Aquí surge otro problema. El senador con licencia ya se destapó para la ciudad. Si le cumplen, los morenos tendrán que buscarse otro coordinador en San Lázaro.

* Marcelo no reconoce los resultados de las encuestas que determinaron el triunfo de Claudia. Su equipo dio a conocer un informe sobre irregularidades graves en el proceso interno. Dice el documento: “La contienda interna de la coalición Juntos Hagamos Historia (Morena, PT y PVEM) ha sido rehén de las viejas y malas prácticas que han saltado a la vista de toda la sociedad mexicana”. 

Se habla de la “intromisión rapaz” de la Secretaría de Bienestar para favorecer a Claudia; del uso proselitista de los servidores de la nación, de amenazas de condicionamiento de los programas sociales que sostienen a los más pobres. Un cochinero. 

Ese informe y la dura reacción de Marcelo con la dirigencia del partido —llamó “cobardes” a Mario Delgado y a Alfonso Durazo— lo hacen rehén de sus palabras. Le lloverán las críticas si se queda.

Publicamos ayer, basados en información de los operadores de Marcelo, que la intención de excanciller es crear un movimiento nacional al que se integrarían senadores, diputados, alcaldes que lo apoyaron. Ese “Frente Nacional” —así lo refieren— quedaría abierto a la sociedad civil.

El misterio sobre la vía que utilizaría para aparecer en la boleta en 2024 se despejará el próximo lunes. Tiene programado un mensaje.

* Subió de tono el enfrentamiento entre el gobernador de Nayarit, Miguel Ángel Navarro, y la alcaldesa de Tepic, Geraldine Ponce. Ambos de Morena. Resulta que el jefe de gabinete de Tepic, Alejandro Galván, fue detenido por “violencia familiar”. Una veintena de elementos armados de la Fiscalía estatal lo capturaron dentro de la casa de la alcaldesa.

Geraldine Ponce subió un video en el que se observa cuando Galván es esposado y lo sacan de la casa. “Es una obsesión por parte del gobernador que tiene contra mí, contra gente de mi gabinete, porque… no sé lo que piense”, dice la alcaldesa, en un video que subió a las redes sociales.

El líder del Frente Cívico Nacional, Guadalupe Acosta Naranjo, comentó el asunto: “La detención se dio en un contexto del conflicto al interior de Morena. Ella apoyó a Claudia, el gobernador a Augusto”.

¡Así se llevan en el guinda!

La pataleta de Marcelo, ¿y después?

 

Leo Zuckermann

Leo Zuckermann

Juegos de poder

 

Marcelo Ebrard se robó el show de ayer. Tal y como hizo hace treinta años su mentor político, Manuel Camacho, desconoció el dedazo presidencial. Porque, no nos hagamos, lo que hemos visto estos meses fue un largo e intrincado dedazo del presidente López Obrador a favor de Claudia Sheinbaum. Era su candidata favorita e hizo todo lo posible para que ella saliera arriba en las encuestas. Ayer simplemente fue el desenlace final.

Bueno, pues Marcelo se adelantó al anuncio oficial y desconoció todo el ejercicio de legitimación del dedazo de AMLO. Supuestamente por la gran cantidad de inconsistencias que existían en la “encuesta madre” que realizó Morena. Ebrard ni reconoció a la candidata ni fue a levantarle la mano. Tal y como hizo Camacho en 1993 cuando se rehusó a felicitar a Colosio y comerse el sapo del fantástico ritual priista de ir a decir que el partido había escogido al mejor de sus hombres.

Recuerdo que, cuando ganó Felipe Calderón la elección presidencial de 2006, mi amigo y colega Ignacio Marván me dijo: “El perdedor es el que, en última instancia, legitima los resultados de un proceso electoral”. Lo decía por el rechazo de López Obrador a reconocer la victoria del panista. Yo le contraargumentaba que la legitimación le correspondía a los árbitros electorales. Creo que ambos teníamos razón. Al final, las instituciones legitimaron los resultados y declararon ganador a Calderón, quien tomó posesión de la Presidencia. Pero vaya que López Obrador, el perdedor que alegó ser víctima de un fraude, le abolló dicha legitimidad durante todo su sexenio. Todavía lo hace hasta el día de hoy.

Ayer, las autoridades de Morena legitimaron la candidatura presidencial de Claudia Sheinbaum. También lo hará el gran líder de este partido, el presidente López Obrador. Ella es la que aparecerá en la boleta. Pero dicha legitimidad quedó abollada por el rechazo del segundo lugar en las encuestas, es decir, el de Ebrard.

¿Le afectará esto a la candidata morenista?

Depende lo que decidan Ebrard y López Obrador en los próximos días.

A José Cárdenas, Marcelo le dijo que él no aceptará el premio de consolación que se había acordado para el segundo lugar: coordinador de Morena en el próximo Senado. También, ante la pregunta de si rompería con el partido o se lanzaría como candidato presidencial por Movimiento Ciudadano, Marcelo respondió que hasta el lunes que entra lo decidiría. 

Claramente está comprando tiempo para ver cómo reacciona López Obrador. 

¿Qué tan negociador u ofensor se comportará el Presidente frente al desconocimiento de Marcelo de toda la faramalla demoscópica para destapar a Claudia?

¿Le ofrecerá salidas tal y como hizo el presidente Salinas con Camacho en 1993-1994? Después de la pataleta de ayer, ¿conseguirá Marcelo algo para él y su grupo político? ¿Lo premiarán para apaciguarlo?

La otra opción es que, en el mejor estilo lopezobradorista, se le venga encima la ira de Palacio Nacional. Que se convierta, ipso facto, en “traidor, esbirro de la mafia del poder, ambicioso vulgar, conservador, hipócrita, corrupto, etcétera”. Que súbitamente aparezcan carpetas de investigación de la Fiscalía General de la República por cargos, reales o ficticios, en contra de Ebrard. En suma, que lo castiguen para apaciguarlo.

¿Contraatacará Marcelo? ¿Tiene armas en su arsenal para defenderse de AMLO?

López Obrador debe estar enojado. El proceso de sucesión se le está complicando. Primero irrumpe Xóchitl Gálvez en la escena opositora y luego Marcelo se le rebela. La elección ya no será un día de campo como preveía. Me llama la atención que, él que sabe tanto de historia, no pudo prever que la sucesión presidencial siempre se les complica a los presidentes en turno. Unas más, otras menos, pero nunca son un picnic familiar.

A menos, desde luego, que toda esta pataleta de Ebrard sea una megaconspiración acordada con AMLO. Que Marcelo rompa con Morena, Movimiento Ciudadano lo lance como candidato presidencial, el voto opositor se divida y Claudia gane fácilmente la elección. Hay quienes piensan eso. Francamente, lo veo como una hipótesis ridícula. Marcelo lo que quería es ser Presidente, no un segundón que le hace el trabajo sucio de plomería electoral a Sheinbaum.

Ayer le robaron el show a Claudia. No fue un buen comienzo de campaña.

X: @leozuckermann

Del dedazo al bastonazo

  

 

Pascal Beltrán del Río

Pascal Beltrán del Río

Bitácora del director

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“Usted no volverá a verme”, avisó el presidente Adolfo Ruiz Cortines a su secretario del Trabajo, Adolfo López Mateos, luego de informarle que él sería el candidato del PRI a la Presidencia de la República.

De hecho, ambos llevaban meses sin verse. Como cuenta José Elías Romero Apis en Poder y deseo. La sucesión presidencial en México —el libro que escribimos en coautoría y que recientemente entró en circulación—, Ruiz Cortines había dado la impresión de retirarle la palabra a su secretario del Trabajo, en lo que públicamente lucía como una humillación hacia un subalterno pero que, en realidad, era una estrategia para despistar a los aspirantes más conspicuos, a los seguidores de éstos y a mirones de palo como los que cada seis años jugaban —y siguen jugando— el juego de adivinar quién será el siguiente mandatario.

“Deje de hacer lo que está haciendo y prepárese, porque mañana tendrá un día muy ocupado”, conminó Ruiz Cortines a López Mateos, en la sorpresiva llamada telefónica que hizo a su domicilio, aquella noche de noviembre de 1957.

En esos momentos, el futuro candidato se emborrachaba solo, luego de haber presidido una comida con sus colaboradores para decirles que él no sería el favorecido por el dedazo de Ruiz Cortines y que los dejaba en libertad de replantear su futuro político, integrándose, si así lo deseaban, en algún otro equipo político. Antes de colgar la llamada, el presidente le dijo que no volverían a verse.

Horas antes, en Los Pinos, Ruiz Cortines había escuchado pacientemente los resultados de la auscultación que había realizado el líder del PRI, misma que había arrojado una lista de tres finalistas para ganar la postulación del partido —lo que en aquellos tiempos equivalía a convertirse en el siguiente presidente de la República—, ninguno de los cuales era López Mateos.

Cuando Ruiz Cortines le informó que el candidato presidencial sería el secretario del Trabajo, el dirigente tricolor puso cara de sorpresa y replicó que ese nombre nunca le había sido mencionado por los auscultados. “A usted quizá no, pero el cajón de mi escritorio está lleno de cartas de adhesión al licenciado López Mateos. No será necesario que se las muestre, ¿verdad?”.

Desde que la no reelección llegó para quedarse —luego del homicidio del presidente electo Álvaro Obregón, en 1928—, todos los presidentes han intentado designar a su sucesor, en un intento de controlarlo o, al menos, de poner en la silla a alguien que le cumplirá favores o no lo meta en la cárcel. 

Asesinado el hombre que heredaría su poder, Plutarco Elías Calles inauguró el Maximato, una etapa que duraría hasta 1936, cuando Lázaro Cárdenas lo envió al exilio. En los siguientes sexenios, se desarrollaría una mecánica sucesoria en la que el presidente tenía el derecho de nombrar por sí solo al candidato de su partido, pero a cambio de alejarse para siempre de la toma de decisiones una vez que entregara el poder. Así fue como surgió el juego de El Tapado, en el que se permitía que la opinión pública especulara sobre quién sería el favorecido y quedara la impresión de que el nombre del candidato era producto de la voluntad popular.

Estilos aparte, los presidentes en turno siempre habían cuidado un aspecto: que, por muy obvio que fuera el peso fundamental de su decisión, no se pudiera decir que ellos habían designado a quien deseaban que se convirtiera en sucesor. Por eso, la frase de despedida de Ruiz Cortines a López Mateos.

La noche del jueves pasado, el presidente Andrés Manuel López Obrador rompió esa regla. Lo hizo al entregar un bastón de mando a Claudia Sheinbaum y con las fotos que ambos se tomaron en el Templo Mayor, mismas que él se encargó de publicar.

Según López Obrador, la decisión de que Sheinbaum sea la candidata fue tomada por el “pueblo” a través de una encuesta, pero entonces ¿por qué esforzarse que se notara a quién deberá ella su postulación y eventual llegada al poder? Eso no lo había hecho ningún presidente de la era moderna.

  

El espacio de las paradojas

 

Víctor Beltri

Víctor Beltri

Nadando entre tiburones

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El que no se ocupa por el presente tampoco se preocupa por el futuro. La política es el manejo de la complejidad, y del caos entre las relaciones humanas y sus propios intereses: el planteamiento de lo que es posible —y conveniente— en tiempos de aparente incertidumbre. La política es la búsqueda de acuerdos, y la solución conjunta de los problemas que nos atañen a todos: la política es un punto de encuentro entre adversarios, que no la arena ensangrentada en la que se definirán los próximos imperios.

La política es, sobre todo, el espacio de las paradojas. El espacio de los puentes de plata, que se tienden al rival no para que desista, sino para que se incorpore; el espacio de los puntos en común entre los que difieren, y de los hombres y mujeres con la visión de Estado suficiente para sujetar sus propios intereses al bien de la comunidad, incluyendo a quienes difieren de sus propios puntos de vista. El espacio para pensar a futuro, más allá de los resentimientos personales: el espacio, también, para reflexionar en conjunto y plantear proyectos que involucren a los diferentes sectores que componen a la ciudadanía. El espacio de las oportunidades comunes, que no el de las visiones contrapuestas e irreconciliables: el espacio de los que para unos podrán resultar ‘traidores’, pero para el resto serán quienes supieron contribuir al bien común y cuestionar, a tiempo, sus propias convicciones.

El espacio de los puentes de plata, aunque —de entrada— nos resulten casi inconcebibles. El caso de Marcelo Ebrard es un ejemplo paradigmático, no sólo por su relevancia sino por la frecuencia con que —a partir de ahora— habrá de repetirse. Un funcionario incondicional al sistema, que supo demostrar su lealtad ejemplar al presidente —y a sus aliados más cercanos— al tiempo que defendía con fervor sus postulados y atacaba a la oposición a la menor oportunidad posible. Un precandidato que —en su momento— postergó sus propias ideas por mostrar obediencia al tirano que eligió libremente, pero que —al evidenciar la traición de que fue objeto— recibió no sólo la espalda de los propios sino la anticipada invitación para sumarse a las filas de quienes antes lo denostaban con fiereza: el excanciller los despreció a todos, y decidió jugar su propia partida. El régimen lo traicionó, pero la oposición no fue suficiente para su proyecto y ambiciones: el día de hoy se tiene previsto que anunciará el camino que vislumbra para su propio futuro y el de sus seguidores.

Un camino que habrá de seguir por cuenta propia, a pesar de las dificultades que entraña por motivos políticos y personales: el puente de plata tendido por la oposición, en pocas palabras, no fue lo suficientemente atractivo como para que decidiera integrarse a sus filas y abrazar un proyecto inclusivo. La oposición le ofreció todo, pero a cambio no recibió ni las gracias: las dirigencias lo invitaron a sumarse, pero no supieron conciliar sus propios intereses con los de un tercero que tuvieron años para medir y que en otras condiciones hubiera supuesto un apoyo formidable. Los arrepentidos del régimen abundan, pero parecen esperar una opción distinta, más allá de los políticos convencionales: la política es, a final de cuentas, el espacio de las paradojas. Las paradojas, a final de cuentas, terminaron por llegar.

 

El que no se ocupa por el presente tampoco se preocupa por el futuro. La sociedad mexicana es superior a la pueril dicotomía impulsada desde la Presidencia, pero nuestra democracia no está preparada para la gran paradoja que se avecina. El presente del país se descompone, pero el futuro parece cada vez más incierto: en México no sólo hay chairos y fifís, sino una ciudadanía vibrante y preocupada que anhela un futuro distinto al que tenemos. Un futuro que podría resultar en un autoritarismo mayor; un futuro que nos podría llevar a extremos inconcebibles. Al espacio de las paradojas.

Informe revela que funcionarios de EU ignoraron corrupción mexicana por décadas

Corrupción

 

Informe revela que funcionarios de EU ignoraron corrupción mexicana por décadas

El informe también destaca que la omisión de la corrupción tuvo enormes costos en términos de vidas humanas y recursos de los contribuyentes.

OSWALDO ROJAS | 07-09-2023
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La DEA tenía información que sugería que García Luna estaba colaborando con el cartel de Sinaloa desde 2010. Foto Cuarto Oscuro.

La DEA tenía información que sugería que García Luna estaba colaborando con el cartel de Sinaloa desde 2010. Foto Cuarto Oscuro.

 

En un informe publicado por la oficina del senador estadunidense Chuck Grassley, se revela que funcionarios y agentes antinarcóticos de Estados Unidos han pasado por alto la corrupción mexicana durante décadas.

Esta revelación plantea preguntas sobre la futura cooperación en materia de seguridad entre ambos países.

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Durante los últimos 40 años, los funcionarios estadunidenses han pasado por alto la corrupción generalizada en México a favor de cooperar y canalizar recursos hacia actores extranjeros", señala el informe.

Grassley, copresidente republicano del Comité Senatorial sobre Control Internacional de Narcóticos, ha sido un crítico constante de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés), acusándola repetidamente de mala administración de recursos y falta de supervisión en operaciones en el extranjero, a pesar de evidencias crecientes de problemas.

El informe de Grassley, que se suma a las acusaciones de corrupción que datan de la década de 1980, sostiene que generaciones de funcionarios estadunidenses han hecho la vista gorda ante los sobornos de sus homólogos mexicanos a cambio de cooperación en la lucha contra el narcotráfico. 

Sin embargo, esta falta de acción puso en riesgo a los agentes estadounidenses y perjudicó la lucha a largo plazo contra los cárteles de la droga.

El informe también destaca que la omisión de la corrupción tuvo enormes costos en términos de vidas humanas y recursos de los contribuyentes.

La DEA respondió al informe reafirmando su compromiso de trabajar en estrecha cooperación con socios estadunidenses y mexicanos para combatir el narcotráfico y la corrupción pública.

La presidencia de México no ha emitido comentarios al respecto.

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Casos relevantes de corrupción 

El informe de Grassley destaca el caso del exsecretario de Seguridad mexicano Genaro García Luna, quien fue condenado en un tribunal estadunidense por aceptar sobornos del Cartel de Sinaloa.

 

 

Genaro García Luna, ex Secretari Federal en el sexenio del ex Presidente Felipe Calderón, impartió el Seminario sobre seguridad pública, ciudadanía y violencia en América Látina, ante un grupo de estudiantes y académicos del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). FOTO:  Caurto Oscuro

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La DEA tenía información en 2010 que sugiere que García Luna estaba colaborando con el cartel, pero no compartió esta información con el entonces embajador de Estados Unidos en México.

Además, el informe menciona a un comandante de una Unidad de Investigación Sensible (SIU) de la policía mexicana que, según la DEA, trabajaba para el Cartel de Sinaloa, pero se continuó compartiendo información sensible con él.

El informe también cuestiona la efectividad de la Iniciativa Mérida, un programa de ayuda militar de Estados Unidos a México para combatir los cárteles de la droga.  

El senador Grassley ha instado al Congreso de Estados Unidos a reevaluar las políticas de cooperación en seguridad con México en el hemisferio occidental.

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Debemos responsabilizar a las agencias federales estadunidenses y a los funcionarios mexicanos corruptos y tomarnos en serio el fin de los cárteles y la protección de nuestras comunidades", enfatizó Grassley en un comunicado.

Este informe arroja luz sobre una larga historia de complicaciones en la cooperación bilateral en materia de narcotráfico y plantea interrogantes sobre el futuro de la relación entre Estados Unidos y México en la lucha contra los cárteles de la droga.

 

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Con información de Reuters.

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