Almirante Pascual Cervera y Topete.
Almirante Pascual Cervera y Topete. Foto: Internet

Mucho antes de que el almirante Pascual Cervera zarpara de Curazao con su flamante escuadra española, estaba consciente de que en un enfrentamiento contra los buques de guerra estadounidenses llevaría las de perder, o mejor dicho, serían destrozadas sus naves por la potencia de las piezas artilleras enemigas.

Buque insignia, crucero acorazado Infanta María Teresa. Foto: Internet

Tenía que enfrentarse a acorazados y a cruceros de batalla nuevos, en excelente estado de mantenimiento, y de preparación combativa. Su flota estaba en ruinas, tal y como se lo hace saber a su primo privadamente y al Ministro oficialmente:

Carta del Almirante Cervera al Ministro Segismundo Bermejo, desde Cabo Verde

«San Vicente (Cabo Verde)                                                  22 de abril de 1898.

«Excelentísimo señor D. Segismundo Bermejo.

«Mi querido General y amigo:

«Aún no he contestado su carta del 7, que me trajo el «San Francisco», porque aun cuando después le he escrito, no la tenía a la vista.

La sorpresa y estupor que ha causado a todos estos Comandantes la orden de marchar a Puerto Rico, esimposible de pintar, y en verdad, tienen razón, porque de esta expedición no se puede esperar más que la destrucción total de la Escuadra, o su vuelta atropellada y desmoralizada, cuando aquí, en España, podría ser la salvaguardia de la Patria.

«Es un error creerque las Canarias están seguras, lo cual sólo es verdad si se refiere ese aserto a Santa Cruz, Las Palmas y algún otro lugar; pero ¿lo está la isla Graciosa, por ejemplo? Pues si los yankees se apoderan de ella y fortifican el puerto del río, obtienen una base de operaciones, para las que hagan contra España, y seguramente no serán los batallones quienes los echen de allí.

«Eso es imposible (ahora al menos) con la Escuadra en Canarias, pero será inevitable con la Escuadra destruida. Habla usted de planes; y por más que he hecho para que se formaran, como era juicioso y prudente, no he obtenido la menor satisfacción a mis deseos, hasta el punto que, si hubiesen sido otras las circunstancias, habría pedido mi pase a la Reserva, como lo pediré (si Dios me saca con vida de ésta) el día en que haya pasado el peligro.

«Aun lo pediría hoy, -sin importárseme un bledo que me tacharan de cobarde, si ese paso mío no produjera en la Escuadra el deplorable efecto de una deserción de su Almirantefrente del enemigo. ¡Que me ha facilitado cuanto he pedido! El «Colón» no tiene sus cañones gruesos, yo pedí los malos, sino había otros, las municiones de 14 cm. son malas, menos unos 300 tiros; no se han cambiado los cañones defectuosos del «Vizcaya» y Oquendo»; no hay medio de recargar los casquillos del «Colón», no tenemos un torpedo Bustamante; no hay plan ni concierto que tanto he deseado y propuesto en vano; la consolidación del servomotor de estos buques, sólo ha sido hecha en el «Teresa» y el «Vizcaya», cuando han estado fuera de España; en fin, esto es un desastre ya, y es de temer que lo sea pavoroso dentro de poco. ¡Y quizás todo podría aún cambiar! Pero presumo que ya es tarde para nada que no sea la ruina y desolación de la Patria.

«Comprendo que tenga usted la conciencia tranquila, como me dice en su carta, porque en su carta, porque usted es una persona buena a carta cabal; pero reflexione usted en lo que le digo. ¡y verá cuánta razón tengo!

«Reuní mis Capitanes como usted me indicaba, y el extracto de lo que opinaron fue por telégrafo, así como después, de oficio, envié copia del acta, y por este correo va un oficio que la comenta.

«Nada tengo que añadir. El «Vizcaya» no anda nada ya, y es un grano que le ha salido a la Escuadra. Y no lo molesto más; considero ya el acto consumado, y veré la mejor manera de salir de este callejón. sin salida.

«Que le vaya a usted bien, etc.

«Pascual Cervera»

Crucero acorazado Vizcaya. Foto: Internet

Nada de lo informado se tuvo en cuenta en Madrid y Cervera tuvo que hacerse a la mar. De Cabo Verde navegó hasta Fort de France, Martinica, a donde arribó el 11 de mayo. Allí podría repostar víveres y provisiones, pero no el carbón que le era tan necesario, por lo que al siguiente día puso rumbo a Curazao para abastecerse.

Pero al arribar a Curazao, solamente se le permitió permanecer en el puerto a dos buques por 48 horas y a cargar unas 600 toneladas de carbón, insuficientes para los barcos. El carguero que le habían prometido que los estaría esperando con 5 000 toneladas del preciado mineral, no estaba allí.

Cervera tuvo noticias de que los buques estadounidenses bombardeaban Puerto Rico. En Cuba, la zona occidental hasta Cienfuegos estaba bloqueada, sin embargo, el puerto de Santiago de Cuba se mantenía normalmente.

Crucero acorazado Cristóbal Colón. Foto: Internet

Por su parte las unidades navales estadounidenses buscaban afanosamente a la escuadra española. Después de ser detectada en Martinica, no se tenía más noticias de ella, ni del rumbo que llevaba.

Gracias a la experiencia naval del almirante Cervera y al riguroso entrenamiento de sus oficiales y tripulantes, los buques españoles se las ingeniaron para burlar a sus enemigos durante casi una semana y arribar sanos y salvos al puerto de Santiago de Cuba el 19 de mayo de 1898.

Esa mañana fondearon en la bahía el buque insignia de la escuadra, el crucero acorazado Infanta María Teresa, de 7 000 toneladas; y los cruceros acorazados Almirante Oquendo, el Cristóbal Colón y el Vizcaya, también de 7 000 toneladas, respectivamente. Asimismo lo hicieron el crucero acorazado Cristóbal Colón, de 6 840 toneladas, y los caza torpederos Furor y Plutón, de 450 toneladas, cada uno.

Almirante Pascual Cervera, fotografiado en su casa, en Puerto Real, 1902, por Carlos L. Bustos. Foto: Internet

De momento numerosas felicitaciones fueron enviadas desde España y La Habana al almirante y a sus tripulantes por el feliz arribo al puerto oriental.

Cervera, que desconocía la difícil situación que afrontaba Santiago de Cuba, había dicho al llegar que permanecería varios días para aprovisionarse, limpiar máquinas y calderas, y que luego saldría. Pero no ocurrió así.

Llegaba a una ciudad cuya guarnición estaba bloqueada. Por tierra las fuerzas mambisas mantenían un férreo cerco a la ciudad que no permitía la entrada de provisiones, entre otras cosas. Y por el mar estaban al acecho los buques enemigos.

Cervera, detrás de él su hijo y ayudante, Tte. De Navío Ángel Cervera, en Norfok, EE.UU. cuando eran prisioneros de guerra. Foto: Internet

Tanto es así, que el día 25 los estadounidenses capturaron cerca del puerto de Santiago de Cuba, a donde se dirigía, al vapor inglés Restormel, que, procedente de Curazao, cargaba en sus bodegas 3 000 tons de carbón para la flota de Cervera.

Mientras tanto, en la península, la prensa sensacionalista se encargaba de distorsionar las noticias creando falsas expectativas y enarbolaba hasta un posible triunfo de la flota española en un combate naval.

El gobierno español sabía perfectamente dos cosas: primero, que la flota estaba perdida y segundo, que, en una guerra contra Estados Unidos, perderían a Cuba y a Puerto Rico. Por eso le venía como anillo al dedo la situación en Santiago de Cuba. Ya tenían a un culpable de todo el desastre que se les venía encima. Ese sería Pascual Cervera.

El Almirante Cervera con un grupo de oficiales sobrevivientes. Foto:Internet

Sin embargo, el Gobernador General Ramón Blanco insistía en que la flota debía salir. Prefería que se perdiera antes de que se rindiera, por lo humillante que resultaría para España.

Antes de la batalla naval, el Capitán de Navío Joaquín Bustamante con unos 40 tripulantes participó en la defensa terrestre de la ciudad de Santiago de Cuba. De esos heroicos marinos solo quedaron ilesos diez, los demás resultaron muertos o heridos.

Y su jefe, en el asalto a una trinchera, fue gravemente herido. Murió poco después en el hospital militar de la ciudad.

El 2 de julio, el Almirante recibió el siguiente mensaje:

Julio 2 de 1898

«(Urgentísimo)

«Almirante Pascual Cervera

«En vista de estado apurado y grave de esa plaza, que me participa General Toral, embarque V. E. con la mayor premura tropas desembarcadas de la Escuadra y salga con ésta inmediatamente.»

«D.Ramón Blanco y Erenas

«Capitán General y General en Jefe del Ejército de Cuba»

Manuel Cervera de la Paz (i), capitán de fragata de la Armada, y Jaime Cervera Valverde, comandante Naval de Cádiz, junto a la tumba de su antepasado el almirante Cervera. Lo foto fue tomada por Paco Puentes. Foto: Internet

Nada más podía hacer. Cervera dispuso la partida de la flota para la mañana del siguiente día. El buque insignia Infanta María Teresa sería el primero en salir, para atraer todo el fuego del enemigo.

Después el Vizcaya, el Cristóbal Colón, el Almirante Oquendo, los dos destructores, el Furor y el Plutón. Las órdenes que tenían eran de embarrancar los barcos para salvar vidas. Y así se hizo.

Los oficiales y marinos españoles que acompañaron a Cervera en esa desigual batalla sabían que iban a inmolarse y no dudaron en hacerlo. Siempre serán recordados por su sentido de disciplina, de honor y de valentía demostrados.

(Lea aquí el Comunicado del combate naval de Santiago de Cuba)

Placa que recuerda el lugar donde vivió y murió Cervera en Puerto Real, Cádiz. Foto: Internet

En el Castillo del Morro de Santiago de Cuba se erigió un monumento al insigne marino, y otro en el Castillo de la Real Fuerza, en La Habana. También el Parque Arqueológico del Patrimonio Cultural Subacuático Batalla Naval de Santiago de Cuba 1898, fue Declarado Monumento Nacional.

Mapa de la batalla de Santiago de Cuba. Foto: Internet

No obstante, hace unos meses el Ayuntamiento de Barcelona disparó una andanada que hizo añicos una placa que había sido colocada en una calle, sobre la década del 40´ del pasado siglo y donde se leía: Carrer Almirall Pascual Cervera. Con esta acción el Almirante perdía su última batalla en Barcelona.

El Almirante Pascual Cervera y Topete falleció en Puerto Real, Cádiz, el 3 de abril de 1916. Sus restos descansan en el Panteón de Marinos Ilustres de San Fernando, Cádiz.

Marinos prisioneros de la batalla de Santiago de Cuba. Foto: Internet

Fuentes:

  • Cuba, forja de una nación. La ruta de los héroes, tomo III, Rolando Rodriguez.
  • Cronología crítica de la guerra hispano cubano americana, Felipe Martínez Arango.
  • La misión imposible del Almirante Cervera, José Cervera Pery
  • Expedición regreso con honor, Francisco Javier Navarro Chueca

DATOS PROVISIONALES OBTENIDOS DE LA INVESTIGACIÓN DOCUMENTAL

Total de tripulantes de la escuadra: 2.232 HOMBRES

Fallecidos en combate: 282*

Fallecidos a bordo del “harvard”: 19 / 20

Fallecidos en EE.UU.: 41

Total de muertos: 342 / 343

*Los fallecidos en combate comprenden: los caídos en los combates terrestres durante la defensa de Santiago de Cuba y los muertos durante el combate naval.

“INFANTA MARÍA TERESA”
Tripulación: 568 (incluido el Almirante Cervera y su Estado Mayor)
Muertos antes del combate naval: 2
Muertos durante el combate: 78 (13’7 %)
Muertos a bordo del “Harvard”. 4
Muertos en EE.UU.: 3
Total de Muertos: 87 (15’3 %)
Supervivientes: 481

“ALMIRANTE OQUENDO”
Tripulación: 498
Muertos durante el combate naval: 95 (19 %)
Muertos a bordo del “Harvard”:11/12
Muertos en EE.UU.: 19
Total de Muertos: 126 (25 %)
Supervivientes: 372

“VIZCAYA”
Tripulación: 498)
Muertos durante el combate: 68 (13’6 %)
Muertos en EE.UU.: 8
Total de Muertos: 76 (15’2 %)
Supervivientes: 422

“CRISTÓBAL COLÓN”
Tripulación: 527
Muertos durante el combate: 7 (1’3 %)
Muertos a bordo del “Harvard”. 4
Muertos en EE.UU.: 10
Total de Muertos: 21 (3’9)
Supervivientes: 506

“FUROR”
Tripulación: 65
Muertos durante el combate: 16 (24’6 %)
Muertos en EE.UU.: 1
Total de Muertos: 17 (26’1 %)
Supervivientes: 48

“PLUTÓN”
Tripulación: 76
Muertos antes del combate naval: 1
Muertos durante el combate: 15 (19’7 %)
Total de Muertos: 16 (21 %)
Supervivientes: 60