Génesis 2:7 registra la creación del hombre en el principio. “Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.” Dios no puso un alma dentro de un hombre. Es como una ecuación: Polvo + Aliento de vida = Ser Viviente. Si tu estuvieras por hacer una caja de madera podrías decir: tablas + clavos = caja de madera. Tomas un par de tablas de madera y clavos, los ensamblas y obtienes la caja. Si tomas los elementos por separado, quitando los clavos de las tablas, y colocas los clavos en un montón y las tablas en una pila, ¿qué sucede con la caja? Simplemente deja de ser una caja hasta que la vuelvas a armar y clavar. Así es como funciona la muerte. Quitas el aliento, esa chispa de vida que proviene de Dios y el cuerpo vuelve al polvo (o a veces a las cenizas, en caso de cremación). ¿Qué sucede con el alma? Simplemente deja de ser hasta que Dios venga en la resurrección y coloque los elementos todos juntos nuevamente. En ese momento el polvo y el aliento de vida son reunidos y entonces tienes una vida, una persona viviente o un alma viviente nuevamente.