Por José Luis Camacho Acevedo

    Nuño llegó a la SEP y está siendo el secretario que no supo, o no pudo, ser Emilio Chuayffet.    Dice el título de una novela de Norman Mailer que Los Hombres Duros no Bailan.    No se hacen payasos.

 

    He tenido la suerte de conocer muy de cerca a políticos duros dentro del sistema político mexicano como Don Fernando Gutiérrez Barrios y Manlio Fabio Beltrones.  Sus principales atributos eran, en el caso de Don Fernando, su firmeza en la toma de sus decisiones que basaba, casi invariablemente, en un cruzamiento de información que le permitía conocer el entorno completo del asunto que atendía. Por ello Don Fernando era un político que resolvía situaciones de conflicto negociando con todos los elementos en juego dentro del expediente que manejaba. Por ello jamás se le observó titubeando y menos tomando acciones improvisadas, reactivas, parciales.

    O asumiendo decisiones fragmentarias que afectaran al sistema en la medida en que la NO SOLUCIÓN DEL CONFLICTO hace crecer en el tiempo los problemas y termina por contaminar a otros aspectos de la agenda nacional que pudieran estar en tesitura de hacer crisis y estallar de manera desordenada.    Siempre negociando con mano de hierro cubierta de un guante de seda, Gutiérrez Barrios con ese estilo de llegar a acuerdos en conflictos de verdad difíciles con interlocutores radicales en serio, por poner un ejemplo por demás emblemático, logró sentar a la mesa a los integrantes del llamado Frente Democrático Nacional que postuló como candidato presidencial al Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas en 1988 que estuvieron a punto de desbordar la protesta social que estaba muy caliente y a punto de convertirse en una expresión de violencia muy cercana a una lucha armada.

    Del estilo duro de negociar de Manlio Fabio Beltrones me ocuparé en mi entrega de mañana para SDPnoticias, que será continuación de la presente.

    Al llegar a la presidencia de la república Enrique Peña Nieto de inmediato se empezó a sentir la presencia política de Aurelio Nuño, a quien encargó la oficina de la presidencia.

    Esa presencia política, que hizo sentir siempre en beneficio de su jefe, el actual titular de la secretaría de Educación Pública la construyó a base de un intenso trabajo de análisis del comportamiento del gabinete y del establecimiento de un sistema de información que, por lo que se vio en su desempeño, diseñó en un esquema interactivo de procesamiento de intencionalidad de medios de comunicación con la captura de reportes de inteligencia de toda latitud, signo y nivel.

    Nuño se construyó así como un político informado y duro.

    Dejó de radicar su fuerza en ser el protegido de Luis Videgaray, sin que ello implicara rompimiento político alguno con el poderoso secretario de Hacienda.    Simplemente se convirtió en un factor de fuerza institucional sin necesidad de más apoyo que el de su jefe.

    Dice hoy en El País Meritxell Batet, catalana, experta en derecho Constitucional, que llegó a la izquierda esfuerzo, vida y formación, y que está en la pelea por Madrid al PSOE, que los políticos de hoy están muy “encorsetados”.    “Lo exige el mundo de hoy. Los cortes de televisión han de ser de diez segundos; los de la radio de 20. Pierdes espontaneidad. Y a los políticos se nos exige ser genuinos.”    Y Nuño no se ha encorsetado. Ha demostrado que sabe cumplir con la función que se le encarga.

    Como jefe de la oficina de la presidencia fue muy diferente al cosmético de José Córdoba Montoya que era bueno para la intriga sin ninguna otra cualidad sobresaliente. Y tampoco a Aurelio Nuño nunca lo confundió la ambición del dinero como le ocurrió a Luis Téllez, controvertido y tormentoso personaje hoy atrapado en la vorágine de denuncias, delaciones y los conflictos de interés. Nuño llegó a la SEP y está siendo el secretario que no supo, o no pudo, ser Emilio Chuayffet.  Ha marcado estilo. Visita escuelas, está cerca de las familias, los alumnos y los maestros. Y ha mostrado mano dura en lo que se refiere a la puesta en marcha de la Reforma Educativa, la principal del conjunto según lo ha manifestado el presidente Peña Nieto.No transige de manera “coyuntural” o para “ganar tiempo” con los radicalismos amenazantes de la CNTE.

    Está firme en la aplicación del precepto que obliga a los maestros a trabajar para cobrar. “Los maestros que se presenten al examen de evaluación no van a perder su plaza, ni su empleo ni sus prestaciones, (pero) si faltan sin una justificación, la ley nos obliga a separarlos del servicio, y voy a aplicar la ley”. (El Universal página 2 domingo 11 de octubre)

    El dinero no es su moneda de cambio para lograr una paz social que a final de cuentas, en el caso del magisterio disidente, ha sido totalmente ficticia. Como ficticias eran las negociaciones de Ebrard con petroleros en tiempos de Manuel Camacho y más recientemente con los electricistas. En plantón en el Zócalo.

    Aurelio Nuño está en la ruta de convertirse en un político duro al servicio del sistema con el que está comprometido. Y vaya que en estos tiempos el sistema necesita la vuelta de ese tipo de personajes.

    El manoseo, la negociación cosmética o el acuerdo episódico, dañan siempre al sistema y con ello afectan a la sociedad.

 

    Continuaremos mañana.