Jueves, Abril 25, 2024
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Garabatos de Atocha

Garabatos 106 de Manuel de Atocha (2016 Octubre 22).- Aclarando amanece. A muchas de las palabras que utilizo en mis escritos les encuentro una difícil etimología (en el sentido de su viaje desde la lengua de origen, a través de otros idiomas, hasta llegar al español de nuestros días).

 

Aparte de mis lecturas, desordenadas pero constantes, me sacan mucho de dudas: el Diccionario de la RAE; las obras de Umberto Eco en especial lo referente a Semiótica; los textos de Gutierre Tibón y el libro “La fascinante historia de las palabras” de Ricardo Soca, argentino, licenciado en Lingüística, periodista, ex corresponsal en Río de Janeiro de El País de Madrid, del semanario Brecha y de Reforma (México).

Soca es el fundador de: La Página del Idioma Español, sitio web creado en 1996, dedicado a nuestra lengua el cual ronda los 15.000 visitantes diarios. http://www.elcastellano.org.htm, link recomendado por el Instituto Cervantes. Creador también del Foro Cervantes (de discusión sobre el idioma) y Antena Hispana, boletín sobre el español que cubrió el Congreso de la Lengua. Autor de “La fascinante historia de las palabras”, que recopila información etimológica e histórica de palabras publicadas en la página “La palabra del día”. ¿Por qué esta aclaración? Porque un buen amigo mío me pregunta de dónde saqué “gringo”. 

 

 

 

Garabatos 107 de Manuel de Atocha (2016 Octubre 22).- Espero que el maestro Soca no me vaya a demandar por publicar sin permiso esta remesa. Al fin que no lucro con esto. “Gringo: Muchas historias interesantes se han creado sobre el origen de esta palabra. Una de  ellas cuenta que *gringo* habría surgido del sistema de señales de los trenes ingleses, cuando éstos fueron instalados en México, en particular, de la luz verde, que indicaba que el paso estaba abierto: **green go** (verde, ir).  Sin embargo, *gringo* es una antigua palabra española. Veamos cómo la define el diccionario académico (1884): Gringo - Voz usada familiarmente. Vale tanto como griego en esta frase: hablar en gringo. Hacerlo en un lenguaje ininteligible. Antiguamente existía la costumbre de mencionar las locuciones latinas junto con su forma en griego, hasta que en cierta época la Iglesia católica determinó que la comprensión del griego no era necesaria para la erudición católica. A partir de ese momento, fue considerado un idioma extraño y, como tal, se convirtió en símbolo de cualquier habla incomprensible. En el diccionario de Esteban de Terreros (1765-83) se explica que «gringos llaman en Málaga a los extranjeros, que tienen cierta especie de acento, que los priva de una locución fácil y natural castellana, y en Madrid dan el mismo nombre con particularidad a los irlandeses».  En América el vocablo se popularizó con variantes: en México es usado casi exclusivamente para referirse a los estadounidenses; en la Argentina se aplicó en la primera mitad del siglo xx a los italianos, aunque actualmente se tiende a usarlo para denominar también a los norteamericanos. Según Corominas, la alteración fonética de ‘griego’ a ‘gringo’ se habría procesado en dos tiempos: primero, de *griego* a *grigo*, una reducción normal en castellano y más tarde, de *gringo* a *gringo*. Tomado del libro de Ricardo Soca “La fascinante historia de las palabras”.