Agradecemos la colaboración de Don José De Saracho

 

 

Posted: 30 Aug 2016 07:26 PM PDT


SALVEN NUESTRAS ALMAS

 

            Después de enfrentar la baja presión a bordo del Beneteau 36, sus hijos, un par de adolescentes de 17 y 16 años, se despertaron, con algo que pareció una detonación.

            El velero Beneteau posee una quilla swing, plegable, eran las dos de la mañana y como la ignorancia es atrevida, pusieron piloto automático con rumbo sur oeste y todas las velas dadas. La ola fue un estallido que les volteó mientras dormían plácidamente y de repente se encontraron invertidos, respirando en una burbuja de aire y el agua hasta los hombros. El EPIRB, un beacon satelital que por aquí en los Estados Unidos es obligatorio en las embarcaciones que se alejan de la costa, se activó al tocar el agua del mar y se prendieron las alarmas. El velamen abajo era una trampa perfecta para morir ahogados entre la cabuyería y pasadas las 48 horas, escucharon unos golpes en el externo: tock, tock tock…tock…tock…tock…tock,tock tock, tres puntos, tres rayas, tres puntos. El menor de ellos que había pertenecido a los scouts supo inmediatamente que se trataba de S.O.S. que traduce “save our solves”, o sea ¡salven nuestras almas!, había llegado el US Coast Guard a salvarlos.

            Esta señal es posterior al usado “May Day” por los marineros y pilotos que se instauró como llamado de auxilio internacional en 1923 inventada por Frederick Stanley Morkford (1897-1962) por cuanto el llamado era fácil de entender para las personas de tierra y es la versión corta de la palabra francesa “venez m’aider” que traduce “vengan y ayúdenme”, mientras que el S.O.S se inventa en 1927 a raíz de la Convención Internacional de Radiotelegrafistas en Washington, para el código Morse.

            Para salvar a las personas en el caso prenombrado, ellos deben estar de acuerdo en salvarse, por cuanto, como comprenderán la situación es realmente difícil en la mar, son decisiones coyunturales, entre las que cabe dejar al que no lo desea, por ejemplo, dejarlo que muera, después de agotar todos los recursos, evitando poner en riesgo la vida de los funcionarios.

            Aquí en los Estado Unidos, esto se toma muy en serio, la movilización de los recursos y plataformas de rescate cuestan una fortuna, pero si acaso a alguien en son de broma se le ocurriera hacer un llamado irreal las justicia le impondrá seis largos años de prisión y una multa de $250.000.

            Los venezolanos están pidiendo ayuda internacional, el velero está invertido, como su economía, las personas están dentro, todos los tripulantes vivos, con el agua al cuello y respirando el mismo aire enrarecido de la burbuja, mientras la marea bate con sus terribles olas y la hipotermia se aumenta cada minuto, pero no podemos evitar entender que hay algunos que no desean ser salvados, hay venezolanos estúpidos que prefieren morir ahogados, que prefieren seguir a este absurdo proyecto que entorpece el crecimiento, eso no podemos negarlo, de manera que la disyuntiva es: ¿los salvamos a la fuerza? ¿O por el contrario dejamos que se ahoguen?

            La invitación es a no bromear con el futuro y aquellos que aun poseen una visión selectiva hacia lo irreal, deben preguntarse: ¿Cuánto tiempo más durará este barco invertido antes de hundirse?