Viernes, Abril 19, 2024
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Cuando el destino alcanza al pelotero

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El combinaba sus lanzamientos con algo de velocidad, una curva, y la contraria, que le dicen sinker ahora, creo. Y en momentos cumbres lanzaba “la muerta” y con eso tenia para ser un pitcher ganador.

Pero un día amaneció haciendo mucho frío  y fueron a jugar  a  algún lugar donde estaba el frío tremendo y lo pusieron a relevar, de manera que algo pasó y se lastimó el hombro y ya no pudo lanzar.

Se tuvo que regresar a Mochis y como mi abuelo no mantenía “huevones” lo puso a trabajar y durante un año se olvidó del béisbol, lo que le sirvió para recuperarse  de su lesión, y lo volvieron a procurar  para formar parte de la selección de Mochis, que manejaba el cubano Raúl Navarro, aquel cátcher que jugó con los Cañeros y se quedó a vivir en la ex cañera ciudad.

Y mi tío y Lucio Alvarez eran los pitchers estrellas en esa época, Lucio incluso llegó a jugar en Cuba, y cuando regresó la raza se burlaba de él, porque hablaba como si fuera cubano, y apenas había estado por allá unos cuantos  meses.

Al final Lucio no dio para mucho y terminó de chofer de una camión materialista, de esos “dompes”.

Mí tío terminó su carrera de Contador Privado y entró a trabajar a un Banco y se olvidó de jugar  béisbol profesional, ya que se convenció que en un segundo puede llegar una lesión que le cambie la vida misma, como ha sucedido con muchos deportistas.

Así tenemos casos que conocimos más o menos de cerca:

José Luis Gómez, el famoso Chile, al terminar su carrera de pelotero, anduvo  de  manager y como eso también llega  a terminar si no eres un paciente Hombre, al final trabajó en una constructora cuyo dueño tenía un equipo de béisbol en la liga Atzcapotzalco en la ciudad de México  y allí jugaba para relajarse, y el Chile era  el manager, andaban en ese equipo los hermanos Carlos y Jorge Galina, que jugaron en la liga mexicana por muchos años. Allí con esos tres señorones andaba un chamaco de 19 años que mucho les aprendió, Yo.

 

Los tres ex jugadores no tenían muchos medios económicos de manera que ya muy maduros todavía  andaban haciendo lo que si sabían hacer, jugar béisbol.

 

Daniel Ríos. La Coyota. Cuando se le acabó el brazo, fue manager de los Cañeros en la liga de la costa, y se quedó a vivir  en Los Mochis y puso una tienda de ropa y zapatos para niños, que se llamó La Coyota, no recuerdo  que haya hecho huesos viejos; al final Daniel se fue a Monterrey y se nos perdió del cuadrante.

 

Benjamín Valenzuela. Papelero. Otro que anduvo de  manager en el béisbol profesional y tal vez cansado de andar fuera de su casa, un día puso una tienda de artículos deportivos en  Los  Mochis y tampoco le fue bien, tuvo que cerrarlo; después, se acercó  a los políticos y desde entonces lo han ayudado dándole trabajo en las áreas deportivas, el caso es que saque para la chuleta, y que  bueno que se les ayude así a esos ex peloteros ya muy maduros.

 

José María Leal. Chema. Hace mucho lo acomodaron en la Universidad de Occidente en el área de deportes y ya hasta se jubiló, y el ayuntamiento de Ahome lo tiene auxiliando al Papelero  y se la pasan a todo dar todo el día en la ciudad deportiva. Además Chema trabaja los inviernos para los Cañeros limpiando pelotas y controlándolas.

 

Héctor Leal. La Comadre. Tuvo un restaurant en Los Mochis por muchos años, después se fue de la ciudad y no volvimos a saber de él.

 

Guillermo Luna. Memo. Cuando se le acabó el brazo se dedicó a vender seguros y autos y a sus más de 80 años sigue en Los Mochis ya jubilado.

 

Jairo Valenzuela. Se retiró del béisbol muy  joven por razones  que desconozco, y hoy mismo está a punto de jubilarse o ya se jubiló después de trabajar en un  Banco, el estudió una carrera profesional.

 

Teodoro Higuera. Después de haber firmado un contrato de varios millones de dólares en grandes ligas sufrió una grave lesión que prácticamente lo dejó fuera del béisbol. Supo   manejar sus ganancias y actualmente es un agricultor ya estabilizado y recibe su pensión  de las grandes ligas y vive en Los Mochis muy bien.

 

HERIBERTO RUELAS MUÑOZ cuando dejo de jugar profesional encontró trabajo en la CFE con la condición de jugar para ellos  en la LIGA  Clemente Grijalva Cota y fue un estrella los años que lanzó allí. Todavía antes de morir de un infarto al miocardio seguía practicando el beisbol y entrenaba  todos los días como si fuera un chamaco. R.I.P.

 

Bien estos son sólo unos cuantos ejemplos de lo que le espera al pelotero cuando pierde sus facultades, pocos son los que se retiran teniendo invertido el dinero que ganaron, la mayoría lo disfruta a su manera cada quien, y por desgracia si llegan a enfermar  terminan en la más extrema pobreza.

Así fue el caso de Andrés Mora Ibarra recientemente fallecido, un ídolo en las ciudades donde participó con los clubes de béisbol, pero, al final de su vida ni sus  ex compañeros  querían cooperar para hacerle entrega de algo de dinero para sus medicinas; y es comprensible, cada quien tiene sus propias necesidades familiares y un peso menos cuenta.

 

Por ello, urge, que  los peloteros mexicanos  formen una organización como la que tienen los peloteros de grandes ligas y así retirarse  y recibir una pensión como es el caso de los que completaron el tiempo mínimo en la MLB que reciben cada  mes sus pensiones en dólares.

 

Muy pocos aprovechan bien su calidad de ídolos del beisbol, como fue el caso de Beto Avila, que triunfó en la gran carpa y después incursionó en la política y fue alcalde de Veracruz, otros  que hicieron lo mismo fueron: Aurelio López, fue alcalde de Tecamachalco y Ronaldo Camacho también fue alcalde de Empalme.

 

Tal vez haya otros casos, que nos puedan dar a conocer los lectores.

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