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Nudo gordiano

YURIRIA SIERRA

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Ada Hegerberg, la mejor futbolista del mundo, optó por no participar con el equipo de su país durante el Mundial Femenil debido a la desigualdad a la que se enfrentan las atletas. Su postura, contundente y valiente, enmarca la realidad de las deportistas

 

15 de Junio de 2019

 

Imagine un Mundial de Futbol sin las máximas estrellas. Sin Cristiano Ronaldo, sin Lionel Messi. Suena a un imposible. Más imposible aún si a esto le agregamos que la razón para no verlos gira alrededor de la desigualdad.

Una protesta que obligue a voltear las diferencias en el trato, en las condiciones en que desarrollan su talento y se les reconoce su esfuerzo. ¿Imposible de imaginar? Tal vez si hablamos de atletas del sexo masculino, no tienen razones para queja alguna.

Sin embargo, esto sucede ahora, mientras en Francia juegan las mejores selecciones en el Mundial Femenil (que no es la primera edición, pero sí la más importante para la FIFA), quien es considerada la mejor futbolista del mundo, Ada Hegerberg (Noruega, de 23 años), primera y única mujer en recibir el Balón de Oro, decidió no participar con el equipo de su país.

La razón: “la igualdad en el futbol no es sólo sobre el dinero. Se trata de la preparación, de actuar, del profesionalismo”, escribió. Una postura contundente, valiente, apenas para enmarcar lo que rodea a las atletas y a las mujeres dentro del mundo deportivo: aquellas que corren en la cancha, en la pista o que están detrás de un micrófono informando, narrando.

Éste, por ejemplo, fue el año en que por primera vez en la historia de la televisión una mujer fue la voz en la transmisión de un partido de futbol. Marion Reimersdurante la final de la Champions League entre el Tottenham y el Liverpool, en la cadena Fox Sports. 2019, y aún hay decenas de “primeras veces” que las mujeres podemos explorar en tantos ámbitos, sobre todo en el deportivo.

Por primera vez, en los casi 100 años, la NFL permitió a las primeras entrenadoras asistentes. Lori Locust Maral Javadifar, para los Bucaneros de Tampa Bay. Histórico, aunque sea como asistentes.

¿Qué otra cosa podríamos esperar si, como lo dice Ada Hegerberg en su protesta, las condiciones son desiguales entre hombres y mujeres?

En la lista de los 100 deportistas mejor pagados del mundo de la revista Forbes, sólo aparece una mujer, Serena Williams; y pareciera que esto es motivo de celebración, porque nos recuerdan que en 2018 no hubo una sola atleta en la lista.

Sin ir más lejos, hace un par de días, Vans tuvo que rectificar, tras las críticas por los premios que había asignado para su competencia Royal Side Stripe 2019, su certamen anual de skateboarding: 100 mil pesos para el primer lugar en la rama varonil y sólo 12 mil para el primer puesto en la femenil. Casi 90 mil pesos de diferencia, casi 10 veces más. La marca corrigió y se comprometió a impulsar el deporte en niñas y adolescentes, pero lo sucedido aquí es claro ejemplo del acto reflejo con el que se ejerce esa desigualdad que desequilibra el desarrollo de hombres y mujeres. La reacción de la marca se dio por las críticas, ¿o acaso nadie se percató antes del evento de la disparidad en los premios? Finalmente, a pesar de esto, al menos hubo una corrección y, dijeron, también aprendizaje.

Lo lamentable del contexto es que aún se debe llegar a la protesta, a la polémica, para aceptar que hay un problema. Es como si la cuota de antecedentes no nos bastaran, no importa la disciplina o actividad de la que hablemos. Hasta 2024 serán enviadas las primeras mujeres astronautas a la Luna, 55 años después de aquel pequeño paso para el hombre y grande para la humanidad que dio Neil Armstrong, como si necesitáramos ejemplos.