Tomado de Tribuna de Puerto Peñasco.

A través de Business Insider llegó a nosotros una teoría nada descabellada respecto a la fuga de una de las personas más buscadas a nivel internacional, el Chapo Guzmán. Sí, el líder del cártel de Sinaloa que por segunda ocasión logra escapar de una prisión de máxima seguridad en nuestro país, algo que suena totalmente imposible en nuestro país surrealista.

El caso es que dicha teoría pone al gobierno mexicano como el principal beneficiado de este acontecimiento, y no es que queramos culparlo… ¿qué culpa puede tener nuestro pobre gobierno?, si su único objetivo es el de protegernos. Pero existen varios cabos sueltos que uniéndolos, de una u otra forma, regresamos al mismo punto que señala haber sido una amañada estrategia.

Y primero lo primero… ¿cómo fue posible de que el Chapo escapara de un penal de máxima seguridad?, muchos nos sorprendimos con la huída del Chapo, no tanto por el que estuviera fuera de prisión, sino del ‘cómo’ lo había logrado. Porque resulta que los policías nunca percibieron los ruidos de la construcción que se llevaba a bajo de sus pies, además de que tardaron más de 18 minutos en percatarse de que el Chapo ya no se encontraba en la celda. Sin duda una excelente escena para una película de acción, hasta creemos que supera tantito la ficción.

Ginger Thompson, periodista de New York Times que radica en México, al enterarse de que el Chapo había logrado escapar nuevamente, señaló:

“Cuando me enteré de la noticia, pensé que esto sería algo bueno o algo malo. O esto es una muestra de hasta qué punto las cosas en México están fuera de control. O esto demuestra que el gobierno está dispuesto a correr el riesgo de una cierta cantidad de vergüenza internacional con el fin de restaurar la paz para los mexicanos. “

Y es que Thompson conversó con un alto funcionario mexicano de inteligencia y con un agente antinarcóticos estadounidense, de los cuales salió la teoría de que a partir de la ausencia del Chapo Guzmán cuando estuvo preso, dio entrada a nuevos actores en el juego del narcotráfico, los cuales lo hicieron de una manera aún más violenta que el cártel de Sinaloa. Un clarísimo ejemplo es el Cártel de Jalisco Nueva Generación, el cual desató una ola de violencia contra el gobierno días después de la captura del Chapo. Como recordarán… la emboscada en Jalisco donde hubieron 15 policías muertos, cuando cerraron 39 carreteras en el estado y donde derribaron un helicóptero del ejercito.

A pesar de que se cree que existen varios vínculos entre el cártel de Sinaloa con el CJNG (hasta se cree que se unieron para liberar al Chapo de prisión), no dudan de que el Chapo es la única persona que puede funcionar como un mediador que garantice una disminución de violencia, aunque también puede significar una nueva ‘guerra’ contra el cártel de Tijuana o cualquiera de sus cárteles rivales. Pero esta teoría significa que el gobierno tiene relación directa con capos del narcotráfico, -sí… sabemos que esto puede sonar i m p o s i b l e -.

Diversas investigaciones señalan que el auge de la violencia en México se originó con la “guerra contra el narcotráfico” que empezó el ex presidente Felipe Calderón. En su mandato la violencia se desató de manera abrupta y como David Shirk, maestro de la Universidad de San Diego, menciona:

“Cada vez que Calderón tomaba preso a un narcotraficante importante… lo que siempre generaba era alguna lucha interna dentro del cártel, o una nueva ola de violencia proveniente de otras organizaciones que trataban de aprovecharse de la debilidad del cártel que fue golpeado.”

En este punto el gobierno de Calderón fue bastante criticado ya que muchos creían que ‘atacaba’ estratégicamente a cierto cártel en beneficencia de otro, lo cual generaba descontento dentro de las organizaciones que optaban por crear violencia contra el gobierno -afectando a la población en general- como respuesta.

Actualmente la posición del presidente Enrique Peña Nieto parece ser la misma que el del ex presidente ya que no ha planteado una nueva estrategia más que seguir atacando ‘directamente’ al narcotráfico, lo cual sigue desatando la misma violencia. Lo que pone en duda de sí la fuga del Chapo no es su forma de mover las mismas piezas del ajedrez.

Y por último, llegamos a la suposición – que también se nos hace i m p o s i b l e – de la participación del narcotráfico dentro de la política mexicana. Business Insider señala que el Partido Revolucionario Institucional, es uno de los más sospechosos por presunta conexión de sus representantes con el narcotráfico, lo que significa una influencia de ambos dentro de la política mexicana.

Se señala el libro “A Narco History” de Carmen Boullosa y Mike Wallace, donde se resalta como en 1940 el gobierno de Estados Unidos insistió al gobierno mexicano a unirse para combatir el narcotráfico, pero que evidentemente destacaron los peces gordos dentro del PRI que no demostraron intención alguna en abolir el negocio de las drogas.

O como en el 2012, cuando la policía de España, asistidos por el FBI, detuvo a cuatro presuntos integrantes del Cártel de Sinaloa, liderado por Jesús Gutiérrez Guzmán, el primo del Chapo, y donde se encontraba Rafael Humberto Celaya Valenzuela, quien en ese entonces se estaba apuntando con el partido del PRI para diputado federal del estado de Sinaloa. Tras su detención se desató un fuerte ataque en redes sociales de una fotografía donde aparecía él junto al ahora presidente Enrique Peña Nieto. En ese entonces el partido dijo que no había ninguna conexión directa entre Peña Nieto y Rafael Celaya, y que sólo se trataba de una fotografía de propaganda.

O como Dámaso López García, quien después de trabajar en el PRI se unió al cártel de Sinaloa y parece ser hoy en día uno de los principales líderes.

Cierto es que no existe ninguna conexión directa entre el presidente y el crimen organizado, pero esto aclara de que sí existe relación entre el narcotráfico y la política; por lo tanto esta teoría no nos resulta tan inverosímil.

 

Porque al final la política es un juego donde las personas más influyentes pueden lanzar sus apuestas sin importar su procedencia. Hasta cierto punto parece gran parte de la sociedad mexicana piensa, cree y siente lo mismo… y es que si no fuese así ¿cuándo nos hablarán con la verdad?