Méyer”  me permití hacer esta reflexión: Soy de la generación que terminó su carrera profesional antes que hubiese escuela secundaria en nuestro Guasave. Soy pues de los que nadie ocupaba porque "éramos de aquí"; y es que no creemos en nuestro propio potencial porque nos han hecho creer que Guasave tiene un "destino manifiesto": el de ser productor agrícola por los siglos de los siglos… y hasta ahí. Y la tierra tiene un límite. No hay expansión. Por eso los de la siguiente generación a la mía, fueron a estudiar fuera y no regresaron, se olvidaron de nosotros y además se llevaron a otros guasavenses valiosos. Hay una nueva generación, mis hijos y tus hijos y los hijos de ellos y ellos llevan el peso de un atraso de decenios y decenios. Necesitamos industria que agregue plusvalía a las cosechas y cree empleos. No la tenemos. Sin embargo parece y  espero que no se quede en un simple “parece”, que hay grupos no políticos que tienen la intención de luchar por un cambio drástico. Necesitamos que los dueños de los grandes capitales inviertan en impulsar la industria en Guasave para transformar nuestra producción agrícola.

 

Garabatos 161 de Manuel de Atocha (2017 Febrero 20). – Hoy es el primer aniversario luctuoso de Umberto Eco, un hombre difícil de catalogar por la multiplicidad de los enfoques literarios y sin duda el escritor que, con sus dos tratados principales: “La estructura ausente” y el “Tratado de Semiótica General”, dejó una profunda huella en el estudio de las significaciones. Dos obras que me fueron básicas cuando tuve el privilegio de impartir la asignatura “Semiótica y Semiología” en la Universidad de Occidente. Sus novelas “El Nombre de la Rosa”, “Baudolino”, “El Péndulo de Foucault”, “La Isla del día de antes” y “El Cementerio de Praga” (que son novelas de él que he leído) son apasionantes además de ser verdaderas aventuras de la alta cultura. “Apocalípticos e integrados”, “En qué creen los que no creen“, “Cinco escritos morales”, “Arte y belleza en la estética medieval”, son algunas de las muchas de sus obras que me cambiaron una carretada de nociones que había adquirido a través de cincuenta años de vida (comencé a leer a Eco, más o menos el ’85). En estos “Garabatos” utilizo muchas de sus conceptos. Lean a Umberto Eco, vale la pena dejar por un tiempo Facebook y celulares para disfrutar de la culta, interesante y absorbente prosa del Maestro.